Manifestantes y la policía de Perú cruzaron piedras y bombas lacrimógenas el jueves en Lima, mientras que en regiones del sur del país dos personas murieron, elevando a 45 las víctimas fatales en violentos enfrentamientos durante protestas contra el Gobierno en demanda de cambios radicales.
En un mensaje televisado por la noche, la presidenta Dina Boluarte condenó el ataque de los manifestantes a la policía y afirmó que a las personas que actuaron con «vandalismo» les caerá «todo el rigor de la ley». «Están equivocados, desde el gobierno decimos a los peruanos, que la situación está controlada», sostuvo.
En la región sureña de Arequipa, la policía se enfrentó también con bombas lacrimógenas a manifestantes que intentaron tomar el aeropuerto. Un hombre de 30 años murió por «herida de arma de fuego» y otras 18 personas resultaron heridas en ese evento, explicó la gerencia de salud de Arequipa en un comunicado.
El Ministerio de Transporte y Comunicaciones anunció la suspensión de las operaciones del aeropuerto de Arequipa y de Cusco, el foco turístico del país. Los manifestantes han llamado a la protesta del jueves la «Toma de Lima», y la policía había anunciado el uso de miles de agentes para velar por la seguridad en la ciudad, que el miércoles cumplió sin festejos sus 488 años de fundación, informó Reuters.
«No ha sido una protesta, sino un sabotaje al Estado de derecho», dijo el primer ministro Alberto Otárola, junto a la presidenta Boluarte tras su mensaje en Palacio de Gobierno. En protestas recientes, los manifestantes han quemado sedes públicas y privadas y han atacado estaciones policiales en diferentes regiones del interior del país.