Tres años después de su salida de la Unión Europea, Reino Unido aún no se ha beneficiado de los dividendos del Brexit que se prometieron para su economía, al tiempo que va a la zaga de sus homólogos en múltiples frentes, como el comercio y la inversión.
Reino Unido salió del bloque el 31 de enero de 2020, aunque permaneció en el mercado único y la unión aduanera del bloque 11 meses más. Ese día, el entonces primer ministro Boris Johnson dijo que el país podría por fin desarrollar su potencial y que esperaba que aumentara su confianza con el paso de los meses.
Hasta ahora ha sucedido lo contrario, con una serie de indicadores que muestran un rendimiento inferior al de otras economías. Los sondeos de opinión muestran que los británicos que lamentan haber abandonado la Unión Europea superan cada vez más a los que no lo lamentan. Pero el Gobierno, dirigido por el primer ministro Rishi Sunak, partidario del Brexit, afirma que Reino Unido está prosperando con las nuevas libertades.
La semana pasada, el ministro de Economía, Jeremy Hunt, rebatió las interpretaciones sobre el declive y afirmó que el Brexit ofrece un futuro más brillante, con margen para medidas que atraerán la inversión en áreas como la economía verde y la tecnología, informó Reuters.
Muchos economistas afirman que la salida única de la Unión Europea no es la causa de los problemas de Reino Unido —el país se vio muy afectado por la pandemia del coronavirus y la subida de los precios del gas tras la invasión rusa de Ucrania—, pero es un factor que puede ayudar a explicar la mala evolución reciente.
A septiembre del año pasado, Reino Unido era la única economía avanzada del G7 que aún no había recuperado su tamaño anterior a la pandemia de finales de 2019, el periodo más reciente que abarcan los datos. La propia organización de previsiones del Gobierno, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, y el Banco de Inglaterra también consideran que la salida del bloque tendrá un costo neto a largo plazo.