La Cámara Alta de México aprobó el miércoles una controvertida reforma electoral promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador. La nueva ley fue señalada por los críticos debido a su potencial de socavar gravemente la democracia. La iniciativa fue enviada al mandatario para su aprobación y posterior entrada en vigencia.
Sin embargo, senadores de oposición y miembros de la sociedad civil adelantaron que manifestaron acciones de inconstitucionalidad para frenarla. Los cambios tienen como objetivo reorganizar y delimitar las tareas administrativas del Instituto Nacional Electoral (INE) al recortar, entre otras cosas, su presupuesto y competencias a través del cierre de oficinas que permitirían millonarios ahorros.
López Obrador ha dicho que la reforma fortalecerá la democracia y reducirá la influencia de los intereses económicos en la política. No obstante, sus críticos aseguran que podría concentrarse el poder en el gobernante y su Movimiento Regeneración Nacional (Morena). El año pasado, el mandatario buscó una reforma más ambiciosa, pero no modificó la mayoría calificada necesaria para cambiar la Constitución.
Por ello, modificaron las leyes secundarias que, finalmente, han venido siendo aprobadas desde entonces por la mayoría Morena y sus aliados. El presidente del INE, Lorenzo Córdova, ha calificado los cambios como un «retroceso democrático». Además, ha dicho que ponen en riesgo la realización de elecciones «ciertas, confiables y transparentes», ya que se proponen «recortes brutales» de personal que impedirían instalar casillas y contar los votos, informó Reuters.
En junio, México celebrará elecciones en dos estados. El próximo año, se elegirá un nuevo presidente, diversos cargos en 30 estados del país y se renovarán ambas cámaras del Congreso. «Esta reforma es necesaria para la democracia y eso nos enorgullece muchísimo», opinó la senadora Eunice Romo, del Partido Encuentro Social (PES), aliada del gobernante Morena.