El transporte público, las escuelas y los suministros para refinerías en Francia se vieron interrumpidos este martes cuando los sindicatos encabezaron una tercera ola de huelgas nacionales contra los planes del presidente Emmanuel Macron de hacer que los franceses trabajen más tiempo antes de jubilarse.
Las huelgas multisectoriales de este martes se producen un día después de que la legislación de reforma de las pensiones comenzara su accidentada aprobación en el parlamento, y son una prueba de la capacidad de Macron para promulgar cambios sin una mayoría activa en la Asamblea Nacional.
El gobierno dice que las personas deben trabajar dos años más, es decir, para la mayoría hasta los 64 años, para mantener el presupuesto de uno de los sistemas de pensiones más generosos del mundo industrial en números negros. Al comienzo de la marcha en París, los líderes sindicales Philippe Martinez, de la extrema izquierda CGT, y Laurent Berger, de la moderada CFDT, se pararon juntos para denunciar la reforma de las pensiones.
«Esta reforma cambiará la vida de varias generaciones. Si el gobierno sigue adelante obstinadamente, intensificaremos nuestra protesta con acciones más largas y duras», dijo Martínez. Por su parte, Berger, cuyo sindicato tradicionalmente adopta una postura más conciliadora, rechazó los incentivos ofrecidos por el gobierno, como aumentar las pensiones más bajas, informó Reuters.
La participación en la huelga pareció ser menor que la de una semana antes, según mostraron los datos, pero el gobierno observará las protestas callejeras para evaluar qué tan fuerte sigue siendo la oposición pública. «Estamos agotados por el trabajo», dijo el jubilado Bernard Chevalier en una protesta en la ciudad de la Riviera de Niza.
