Se ha convertido en una de las periodistas más importantes de la radio y la televisión argentina. Cristina Pérez se luce a diario tanto en el noticiero de Telefe, junto a Rodolfo Barili, como así también en Radio Rivadavia. Fue justamente en la mencionada emisora, más precisamente en su ciclo «Cristina Sin Vueltas», donde dejó un editorial contundente.
«Desde que llegó al Ministerio de Economía, Sergio Massa fue hábil en el manejo de un elemento de la economía que es tan etéreo como el aire y tan liviano como el humo, pero que sin embargo está detrás de la palanca de muchísimas decisiones: las expectativas. Y así las expectativas de que podía domar la inflación, las expectativas de que iba a ordenar la economía, las expectativas de que pondría en caja al dólar, etc., etc., etc», comenzó disparando.
Dirigiéndose hacia a sus oyentes, Cristina Pérez fue por más. «Le concedieron al entonces superministro otro valor de la economía, crucial e imprescindible sobre todo para un país al que nadie le cree nada: tiempo. Así, se convirtió por varios meses en el hijo dilecto del FMI, del establishment y hasta de Cristina y Máximo que con él prácticamente le tomaron el gobierno a Alberto», sostuvo.
No se guardó nada
«Pero el tiempo y las expectativas si no hay resultados se agotan, y en Argentina se agotan antes. Uno de sus artilugios para comprar tiempo es muy conocido por cualquier ciudadano de a pie: gastar a cuenta. Recurrir a la tarjeta o pedir un adelanto de sueldo. El problema, es que volvés de vacaciones y además de no tener la plata para el mes no te alcanza para pagar lo que debes de las vacaciones. El dólar soja fue el modo de obtener dinero cuando no había un mango y seguir dándole a la toma de deuda en pesos, elogiada porque el pagadios es en pesos y el que se jode está acá», afirmó.
Tajante, Cristina Pérez continuó con su descargo. «Sin entrar en tecnicismos, lo que empezó a mostrar una titilante luz roja es el monedero: no hay reservas, la financiación en pesos es una bola de nieve y como se termina el mandato los bancos la renuevan cortita, y entre la sequía y lo que ya se tomó de la cosecha con el dólar soja, la liquidación de granos tampoco alcanza. Al Plan Llegar, le entra agua por todos lados», aclaró.
«Como si todo esto fuera poco, el dólar no se tranquiliza, y la promesa de una inflación de 3% en marzo fue linda mientras duró. El índice de enero se conocerá el próximo 14 de febrero, Día de los enamorados. Más bien, será el día de los corazones rotos si se toma como referencia el 7,3% que arrojó en la ciudad, o las mediciones de las consultoras privadas. La cosa no viene nada bien», sentenció.