Los equipos de rescate continúan sacando a más supervivientes de entre los escombros, a una semana después de uno de los peores terremotos que han sacudido Turquía y Siria. Las autoridades turcas trataban de mantener el orden en la zona de la catástrofe e iniciaban acciones legales por los derrumbes de edificios.
Las posibilidades de hallar más supervivientes disminuían. Mientras que el número de víctimas en ambos países por el terremoto del lunes y sus principales réplicas superaba los 36.000. Parecía que seguiría creciendo. Ha sido el terremoto más mortífero en Turquía desde 1939.
Los residentes desplazados en la ciudad turca de Kahramanmaras, cerca del epicentro, dijeron que habían instalado tiendas de campaña lo más cerca posible de sus casas dañadas o destruidas para evitar que fueran saqueadas. En un distrito central de una de las ciudades más afectadas, Antakya, los dueños de negocios vaciaron sus tiendas el domingo para evitar que los saqueadores robaran mercancías.
Los residentes y los trabajadores humanitarios que vinieron de otras ciudades mencionaron el empeoramiento de las condiciones de seguridad. El presidente Recep Tayyip Erdogan fue cuestionado por su respuesta al terremoto, mientras se prepara para las elecciones nacionales de mayo. Además, prometió comenzar la reconstrucción en cuestión de semanas, informó Reuters.
En Siria, la catástrofe golpeó con más fuerza en el noroeste, controlado por los rebeldes. Dejando sin hogar una vez más a muchas personas que ya habían sido desplazadas varias veces por una guerra civil. La región ha recibido poca ayuda en comparación con las zonas controladas por el gobierno. «Turquía ha abierto todas las carreteras. No permitiremos que el régimen se aproveche de la situación para demostrar que está ayudando», expresó la ONU.