Las autoridades estadounidenses detuvieron el domingo a cientos de migrantes, en su mayoría venezolanos, que ingresaban al país desde México después de que un gran grupo rompiera las filas mexicanas para exigir asilo en Estados Unidos, pero se vieron atrapados por alambres de púas, barreras y escudos.
Frustrados por los problemas para obtener citas para buscar asilo utilizando una nueva aplicación del gobierno estadounidense, los migrantes se reunieron en la frontera en la ciudad fronteriza mexicana de Ciudad Juárez, pero no pudieron cruzar el cruce que conecta los dos países. Muchos de los inmigrantes tenían niños pequeños con ellos.
En un momento, algunas personas intentaron arrojar una barrera de plástico naranja en la línea de Estados Unidos, según muestran las imágenes en redes sociales. Algunas personas dijeron que se desplegó gas pimienta para repelerlos. “Por favor, solo queremos entrar para poder ayudar a nuestras familias”, dijo entre sollozos Camila Paz, una venezolana de 18 años.
Ni la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos ni la autoridad nacional de migración de México respondieron las preguntas de Reuters. Después de algunos empujones con los funcionarios, la multitud de migrantes finalmente se retiró. Algunos se dirigieron a las orillas del Río Grande, donde fueron monitoreados por funcionarios de inmigración estadounidenses dispuestos en el otro lado.
Muchos inmigrantes se han hartado del proceso de asilo desde que el gobierno de Joe Biden puso a su disposición una aplicación llamada CBP One que estaba destinada a agilizar las solicitudes. Dicen que la aplicación está plagada de fallas persistentes y una gran demanda, lo que los deja en el limbo en regiones fronterizas peligrosas.
