Decenas de personas fueron detenidas en toda Francia después de que estallaran protestas esporádicas horas después de que el Gobierno del presidente Emmanuel Macron sobreviviera por poco a una moción de censura en el Parlamento el lunes por una reforma de las pensiones profundamente impopulares.
El fracaso de la moción será un alivio para Macron. De haber prosperado, habría hundido a su Gobierno y acabado con la legislación, que prevén retrasar dos años la edad de jubilación, hasta los 64 años. Pero la ira se hizo sentir cuando los manifestantes salieron a las calles en ciudades francesas, los legisladores de la oposición se comprometieron a forzar una vuelta atrás y los sindicatos se prepararon para una acción nacional el jueves.
En algunas de las avenidas más específicas del centro de París, los bomberos utilizaron de apagar el fuego en montones de basura que llevaban días sin recogerse debido a las huelgas, mientras los manifestantes jugaban al gato y al ratón con la policía por quinta noche.
El voto de la moción de censura tripartita estuvo más reñido de lo esperado. Unos 278 diputados la respaldaron, a solo nueve de los 287 necesarios para que prosperara. «Estamos llegando al final del proceso democrático de esta reforma esencial para nuestro país», declaró la primera ministra, Élisabeth Borne. «Asumo con humildad y seriedad mi responsabilidad y la de mi Gobierno», agregó, según replicó Reuters.
Los opositores dicen que esto demuestra que la decisión de Macron de eludir una votación parlamentaria sobre el proyecto de ley de pensiones —que desencadenó las mociones de censura— ya ha socavado su agenda reformista y debilitado su liderazgo. Macron mantendrá conversaciones más tarde este martes con Borne, los presidentes de las dos cámaras del Parlamento y legisladores de su Gobierno.