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SOCIEDAD

Inflación y falta de variedad de talles: la odisea para conseguir ropa

El rubro Vestimenta es uno de los que más sufrió la inflación el año pasado. Además, el país sigue sin cumplir la Ley de Talles.

inflación

Conseguir ropa a buen precio y acorde al cuerpo es cada vez más difícil en la Argentina. La inflación y la falta de variedad de talles son los dos factores que impactan en la sociedad, que vive una verdadera odisea para comprar vestimenta. La situación con los precios es tan drástica que en zonas de la Ciudad de Buenos Aires, como Palermo y Recoleta, optaron por la dolarización.

A modo de informe, TN recorrió locales de un shopping en CABA para comparar precios, talles, estética y calidad. Y los resultados fueron impactantes. Por ejemplo, un conjunto de pantalón y saco sumaban $205.000, es decir, más de lo que cuesta una canasta básica alimentaria para que una familia no sea pobre. En tanto, un vestido de marca cuesta $180.000, mientras que una falda oscila los $120.000.

Según María Laura Stornelli, licenciada en Marketing, hay muchos productos que tienen componentes importados. Asimismo, hay que considerar la presión tributaria para mantener los locales, factor en el que, por supuesto, también juega la inflación. Por eso, apenas el 5% de la población puede acceder a comprar primeras marcas, aunque de ese porcentaje muchos prefieren gastar en el exterior. Por otro lado, quienes no tienen tanto poder adquisitivo para viajar pero sí para gastar en estas marcas, no lo pueden hacer tan fácilmente como antes.

Para sumar más a la odisea, todavía no existe una implementación real de la Ley de Talles. Al no existir una regulación fija, todavía existen especulaciones para etiquetar la ropa a un talle, de manera que un M en un local puede ser más grande o más chico que en otro. En el caso de los talles grandes, los fabricantes optan, en algunas ocasiones, no producir para satisfacer esa demanda.

Esta causa trae, como consecuencia, la aparición de problemas más graves en el tejido social, como los trastornos alimenticios o de distorsión de la imagen. Para cambiar esto, es posible establecer una reglamentación, pero todavía falta fijar los controles que se realizarán para ver que esto se cumpla. Mientras tanto, comprar ropa seguirá siendo caro y decepcionante para quienes no pueden pagar y/o entrar en las medidas.