Matilda, el musical es una obra que logró ser sumamente exitosa a lo largo del mundo. Lleva 12 años en cartel en Londres, más de 4 años en Broadway, acaba de estrenarse en Madrid y se calcula que la vieron cerca de 10 millones de personas, sumando las giras internacionales. Esta vez llega a Argentina y José María Listorti, que será el papá de la niña mágica, contó detalles sobre lo que se viene.
José María Listorti estará en el elenco junto a Laura Fernández, Fernanda Metilli y Agustín Rada Aristarán y tiene grandes expectativas. “Los padres son una basura. Mi personaje la trata en masculino porque no quería que fuera una nena, es ambicioso, ignorante, fanático de la TV… todo lo que está mal. Se apuesta al grado de humor que tiene la obra: los padres de Matilda son muy graciosos y a la vez nefastos. Para los actores, trabajar esa ambigüedad es algo hermoso”, declaró el humorista.
La obra, que ya tiene entradas a la venta, es producida por Carlos y Tomás Rottemberg, GO Broadway, MP y Ozono Producciones. Se trata de una gran puesta en escena que, además de los actores principales, contará con más de 25 actores en escena cantando y bailando. Según detallaron desde la producción, se formarán 3 elencos de niños de entre 9 y 12 años que irán rotando entre funciones.
El mayor ídolo en la vida de José María Listorti
Es uno de los humoristas más reconocidos de su generación y en una nota con Infobae habló de todo. José María Listorti se animó a contar cómo las actuaciones de Carlitos Balá lo empujaban a hacer lo que siempre quiso: actuar. “¡Yo quería ser como él!”, explicó, para luego agregar: “Con el tiempo me di cuenta de que esa fascinación que sentía tenía que ver con el hecho de que él era capaz de hacer reír a mi abuela, a mi viejo y a mí. O sea, a tres generaciones con un mismo chiste. Imposible no necesitar imitar ese poder”, resaltó.
De esta manera nació Ramona, un personaje que creó inspirándose en aquel de Lino Palacio. Este fue el primer papel que interpretó José María Listorti, siendo muy pequeño. “Tenía 11 años, y cada tanto lo interpretaba en scketches improvisados en el aula del colegio. Después, lo hice durante la última hora de cada viernes. Hasta que la bola se corrió tanto que, una vez por mes, alumnos y profesores se reunían en el salón de actos para ver las funciones”, recordó.