Los crímenes por narcotráfico en Argentina, con epicentro en la ciudad de Rosario, desbordaron a los vecinos que día a día tienen que lidiar con vendedores de drogas y líderes de bandas. Con el mensaje «nos cansamos», el día lunes, vecinos y familiares de Máximo Jerez, asesinado a balazos por un supuesto integrante de un grupo delictivo, saqueó e incendió su casa para buscar justicia por mano propia en una suerte de pueblada.
«Ojo que un día la gente ya no aguanta más. Y ese día está cada vez más cerca», vaticinó Jonatan Viale en su columna editorial de Radio Rivadavia. Esto se manifiesta a través de «microexplosiones sociales», ya sea con linchamientos o grupos de vecinos armados en los barrios. Pero la situación es desbordante y la paciencia también.
Así, Viale ejemplificó con el estallido de 2001. Cansada la sociedad de la pobreza y la hiperinflación, microestallidos como saqueos a supermercados y revueltas en las calles devinieron en una crisis institucional, que culminó con el entonces presidente Fernando de la Rúa escapándose de la Casa Rosada en helicóptero. «Lo de ayer fue una pequeña implosión social», indicó.
La ruptura del contrato social
En otra parte de la columna, Viale mencionó que el territorio se rige mediante un contrato social: los ciudadanos pagan impuestos para que el Estado cumpla con sus deberes, entre ellos, protegerlos. Sin embargo, en Argentina no solo hay una ruptura, según él, sino que el propio ministro de Seguridad Aníbal Fernández admite que «los narcos han ganado».
«El Estado acaba de avisarnos que se retira de la lucha contra el crimen organizado. Te defendés como podés, vamos a lograr que la gente se arme en Rosario, en el conurbano. ¿Quieren eso? El kirchnerismo dice ser el Estado presente. Van a lograr que la gente, para suplantar al Estado, se arme», remarcó con preocupación.
Luego de años de chicanas políticas y promesas falsas, Rosario ha pasado a ser una de las ciudades más peligrosas del mundo. Y lo que sucedió ayer es un síntoma de hartazgo por un Estado ausente: «Están en otra. Hace 20 años que el narcotráfico maneja la provincia. ¿Qué hace el narco a medida que ocupa el territorio? Ocupa el rol del Estado, se va comiendo el Estado, reparte comida, abre salitas, compra y vende jugadores de fútbol. Soluciona cosas, es gravísimo. Y pasan los años, y ningún Gobierno los enfrenta», cerró.