El precio del pollo aumentó en el último mes en torno del 40%, como consecuencia de la intensa ola de calor que se vivió hace unas semanas en todo la Argentina. En este sentido, el valor por kilo de las industrias a las carnicerías pasó de $ 355 a $ 500 más IVA (Impuesto al Valor Agregado) y al consumidor. De esta manera, este producto ahora se vende entre los $ 700 y $ 2.000, según el corte.
“El calor intenso afectó demasiado a la producción. Esto hizo que las gallinas, sufriendo el calor, pongan menos huevos. A su vez, esos huevos están menos fertilizados. De los huevos incubados, de los que nacen el 82%, con el calor lo hizo un 75%. Ahí ya hay una reducción de oferta importante”, expresó Joaquín de Grazia, vicepresidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).
El factor climático afectó el crecimiento más de lo previsto, excepto en las granjas de última generación, donde se regulan de una manera más adecuada las altas temperaturas. El otro componente que se sumó es el alimento y el peso del animal. “Un pollo que debiera pesar 2,9 kilos a los 45 días pesa 2,4 kilos. Es una disminución de la oferta muy marcada”, explicó el experto, según NA.
Por su parte, Sergio Pedace, carnicero y vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), sostuvo que en diciembre pasado el cajón de pollo fresco de 18 kilos valía $ 6.400 y el congelado, $ 6.300. “Ahora, un cajón vale $ 12.000 y el carnicero en menos de $ 800 no va a vender el kilo de pollo. Nosotros lo vamos a poner en $ 760 a partir de esta tarde (por el jueves de esta semana)”, indicó.
La suprema de pollo comenzó a venderse al consumidor entre $ 1.800 y $ 2.000, en tanto, la pata y muslo, entre $ 700 y $ 800. “Estábamos tratando de no subir los precios, pero el pollo estaba saliendo a $700 al público en las carnicerías. Por el precio del cajón, que se disparó, ahora se va a ir a los $ 800”, afirmó. “La gente viene con la misma plata a comprar lo que puede. Por ejemplo, vienen con $ 1.000 y te dicen dame pollo o carne por $ 1.000. Obviamente, con esto baja la venta, porque le das menos kilos por la misma plata”, relató.
Y agregó que desde marzo del año pasado hasta enero de este año tuvieron más venta de carne bovina porque el precio se mantuvo estable. “Pero ahora, al subir el precio de la carne vacuna y el del pollo, la gente elige comprar la carne”, advirtió. Según explicó De Grazia, la estabilización en el precio se podría reflejar a partir de la segunda quincena de abril debido a un aumento en la producción.
No obstante, hay otros factores que afectan el costo de producción de las granjas avícolas, como es el precio del maíz y de la soja. El empresario, además, manifestó que por la gripe aviar solo han sido afectados 600.000 pollos parrilleros sobre un total de 65 millones que se faenan por mes en el país y aclaró que éste no fue un factor condicionante. “No se le puede asignar a la gripe aviar la baja de la oferta, pero sí el aumento de costos”, puntualizó.
“Por ejemplo, en los dos productos que importa China, que son las garras, que no se consumen en la Argentina, porque, entre otras cosas, no está permitido venderlas como comestible, y segundo, alas, que son un producto que acá no tiene aceptación, pero, China lo llevaba y a buen precio. La combinación de esos dos productos afectó entre un 5% y un 8% el costo del pollo al no poder exportarlos. Todo ese combo hace que haya una menor oferta, por lo tanto, naturalmente hay un mayor precio, pero también un mayor costo”, detalló.
El factor climático, ahora, podría hacer retroceder el precio. “Hoy, con las nuevas temperaturas se está notando el primer efecto. El pollo no está más en 2,4 kilos, puede llegar a faenarse ahora en 2,6 kilos. Naturalmente hay excepciones, pero ya el calor se está yendo y está afectando positivamente al crecimiento del pollo. Puede haber una pequeña suba adicional, pero lo cierto es que va a comenzar a bajar porque va a haber más oferta”, señaló el vicepresidente de CEPA.