El presidente Emmanuel Macron se vio presionado este viernes para encontrar una salida a una crisis que ha visto algunos de los peores episodios de violencia callejera en Francia en años a causa de un proyecto de reforma de las pensiones que ha aprobado en el Parlamento sin someterlo a votación.
En París y en muchas ciudades de todo el país, los equipos de limpieza se encontraron con cristales rotos, contenedores de basura carbonizados y paradas de autobús destrozadas tras los violentos enfrentamientos que se producen durante la noche entre anarquistas vestidos de negro y la policía.
Unos 441 policías resultaron heridos y 475 personas fueron detenidas. También resultaron heridos decenas de manifestantes, entre ellos una mujer que perdió un pulgar en la ciudad normanda de Rouen. Las concentraciones de protesta que entregaron a grandes multitudes a lo largo del día fueron, por lo demás, mayoritariamente pacíficas.
Los sondeos de opinión muestran que una amplia mayoría de votantes se oponen a retrasar dos años la edad de jubilación hasta los 64 años. La decisión del Gobierno de saltarse la votación en el Parlamento ha provocado aún más indignación. «Todo el mundo está preocupado, porque ha habido una violencia inaceptable», dijo el jefe del sindicato laboral CFDT, Laurent Berger, instando a Macron a intervenir, replicó Reuters.
«Tenemos que calmar las cosas, antes de que haya una tragedia. Para encontrar una salida, necesitamos que el Gobierno y el presidente hagan un gesto», agregó. En una entrevista televisiva el miércoles, Macron dijo que no retiraría la ley y que seguiría adelante como estaba previsto y entraría en vigor a finales de año. Los sindicatos han convocado acciones regionales para el fin de semana.