El caso del naufragio de un barco con migrantes en Italia, que dejó más de 60 muertos, generó gran conmoción a nivel mundial. A tal punto que el papa Francisco se manifestó este domingo al respecto y pidió a las autoridades que detengan a los traficantes de personas que operan en el Mediterráneo. Asimismo, expresó su pesar por el desastre ocurrido la semana pasada frente a la costa calabresa.
“Renuevo mi llamamiento para evitar que estas tragedias se repitan. Que se detenga a los traficantes de seres humanos”, dijo el Papa en su discurso semanal a la multitud en la Plaza de San Pedro. “Que los viajes de esperanza no se conviertan nunca más en viajes de muerte. Y que las cristalinas aguas del Mediterráneo no se vean ensangrentadas por accidentes tan dramáticos”, dijo el jefe del Vaticano.
Según las autoridades locales, hasta el momento se han recuperado 70 cadáveres. Los inmigrantes habían partido de Turquía y procedían de países como Afganistán, Pakistán, Irán, Somalia y Siria, según NA a partir de información de Reuters. Alrededor de 80 personas sobrevivieron a la rotura y hundimiento de la embarcación en un mar cerca de Steccato di Cutro, un centro turístico de la costa de Calabria.
Las autoridades calculan que la nave transportaba hasta 200 inmigrantes. En tanto, esta semana se detuvo a tres presuntos traficantes. Por su parte, la fiscalía comenzó a investigar la forma en que los servicios de emergencia respondieron a la catástrofe. Esto último se da tras las acusaciones de que las autoridades tardaron en reaccionar.
“Rezo por las numerosas víctimas del naufragio, por sus familias y por los supervivientes”, dijo Jorge Bergoglio. La primera ministra italiana, la derechista Giorgia Meloni, que esta semana pidió a los líderes de la Unión Europea que hagan más para frenar la inmigración ilegal, elogió estas declaraciones del Papa. El Gobierno “sigue desplegando todas las fuerzas necesarias para combatir a los traficantes de personas y detener las muertes en el mar”, dijo a través de Twitter.