Luego de lo que fue el descenso de River a mediados del 2011 una de las dudas era saber quién sería el entrenador para tratar de volver a la primera división, y quien decidió tomar esa responsabilidad fue Matías Almeyda, quien finalmente pudo cumplir con el objetivo pautado, más allá que luego los malos resultados lo sacaron de su puesto.
En diálogo con The Coaches Voice el actual técnico del AEK Atenas recordó todo lo que vivió en ese momento. “No paraba de darle vueltas a la cabeza para tomar una decisión. No podía dormir. A la mañana siguiente, llamé a Daniel Passarella, el presidente de River entonces. Le dije que quería ser el entrenador”, comentó en primer lugar.
“Passarella me dijo que estaba loco y que si me iba mal no iba a dirigir más. Seguramente Passarella tenía razón cuando me dijo que estaba loco de decidirme a tomar River en mi primer trabajo en el banco. Sin nada aún como entrenador, y ante una situación tan dramática. Pero esa decisión fue lo que me hizo arrancar y ser lo que soy ahora”, agregó, valorando la experiencia.
Claro está a pesar de que le quedaron cosas positivas, fue muy duro para Almeyda tomar esa responsabilidad. “Era un pecado disfrutar que River había ganado en la Segunda. No podíamos ni salir a comer con nuestras familias afuera. Tampoco podíamos salir un domingo libre. Era entrenamiento y casa. El club estaba en esa situación en ese momento, y nosotros conseguimos llevarlo de vuelta a Primera”, expresó.
Por último el Pelado reflejó cuál fue su idiosincrasia en River y en todos los clubes donde dirigió. “Sé que no tenía la práctica de ser entrenador como la mayoría, pero iba a poner sobre la mesa todo lo que había visto en el fútbol. Lo que me gustaba. Y lo que no me gustaba, no lo hice nunca. Nunca me olvido de que yo fui jugador, porque sé que hay cosas que a los futbolistas no les gusta. Sobre todo, quieren que no les mientan”, cerró.