Tajante y sin filtro alguno. De esta manera fue como se mostró nada más y nada menos que Cristina Pérez, una de las periodistas más importantes de la radio y la televisión argentina en la actualidad. Fue en su programa «Cristina Sin Vueltas», el cual se emite en Radio Rivadavia, donde se manifestó sobre la determinación que tomó Alberto Fernández de bajarse de las elecciones que tendrán lugar en los próximos meses.
«Con un tuit llegó, con un tuit empieza a irse, un presidente que nunca pareció asumir del todo, por su propia debilidad, y porque el poder nunca había sido suyo sino de su gran electora. La anomalía que Alberto Fernández no pudo salvar, lleva su mismo apellido. La vicepresidenta Fernández siempre fue más que el presidente Fernández. Y como gran electora de su espacio, ejerció una presión feroz que terminó de derribar toda resistencia en las últimas horas donde a la cancelación política del mandatario por parte de su propio Frente, se sumó una insoportable inquietud económica.
«El asedio había recrudecido estas veinticuatro horas con la amenaza del gobernador Axel Kicillof de desdoblar las elecciones bonaerenses. Si ya Alberto Fernández, había sufrido un vaciamiento de poder, ahora directamente, de presentarse a su reelección, estaría completamente solo, en el principal territorio político de su espacio. Sin tracción de otros candidatos. Alberto Fernández lo tuvo todo de prestado desde el primer día», afirmó la comunciadora.
Mostrándose más directa que nunca, Cristina Pérez fue por más. «La pandemia lo elevó a casi padre de la patria durante unos meses, pero no supo, no quiso o no pudo capitalizar esa imagen positiva record en poder político personal y liderazgo que terminó yéndose por el resumidero con la fiesta clandestina de Olivos. La llegada de Sergio Massa trajo más un presidente de reemplazo que un ministro de Economía, relegando la figura de Fernández a un plano intrascendente», afirmó.
«Ya en estos meses se sabía que la candidatura a la reelección era como un respirador para sostener algo de vitalidad política en sus últimos meses, pero debió rendirse en medio del asedio encarnizado, -aunque esa palabra no le guste a la portavoz-, de sus socios. Hoy nadie cree que la decisión de que haya competencia esté realmente en manos de Alberto Fernández. Quien ciertamente la evalúa, si es que atrae más votos de una base corroída por el desastre económico, es Cristina Fernández», sostuvo.
«Lo otro que el presidente se preocupó de verbalizar, es que él será quien entregue el mando el 10 de diciembre, día en que se cumplan 40 años de democracia. Aislado por los propios, vaciado de sus principales hombres, con la peor imagen de un presidente desde el regreso de la democracia, le quedó como única meta, terminar su mandato. Quedan ocho largos meses», sentenció Cristina Pérez.