Sus rasgos le hicieron valer el apodo de China Suárez, pero en realidad este debería ser Japonesa. Es que la madre de la actriz, Marcela Riveiro Mitsumori, es hija de Marta Mitzumori, quien era descendiente de inmigrantes japoneses. “Es muy largo ‘Japonesa’. A mamá le decían ‘Ponja’, pero no es muy tierno. ‘China’ me da más dulce”, explicó tiempo atrás la actriz.
El apodo de la China Suárez le significó incluso algún tipo de desplante: “Tuve un tema con el embajador japonés… Mi hermano está muy conectado con Japón y viajó muchas veces, yo todavía no tuve la suerte de ir. A mí el embajador no me invitaba a ningún lado y le terminó diciendo a mi hermano que no me querían invitar porque me decían China, pero tenía sangre japonesa”, contó en un programa de TV.
La terapia cómo método de sanación
A menos de un año de formalizar su relación, la China Suárez se separó de Rusherking y desde entonces eligió vivir el difícil momento cerca de sus hijos, Rufina, Magnolia y Amancio. La actriz y el músico vivieron sus diez meses de relación con mucha intensidad, sin embargo, los vaivenes de la vida hicieron que, según sus versiones, el romance llegue a su fin de común acuerdo.
Además de refugiarse en sus tres seres más queridos, con quienes muestra en sus redes que pasa momentos muy divertidos, la China Suárez parece tener también otro lugar de liberación: la terapia. En su cuenta de Instagram, la actriz reposteó una frase que hace alusión a la importancia de esta práctica y cómo puede ayudar en momentos de dificultad.
«La terapia no decide por nosotros, nos devuelve la capacidad de elegir», se lee en una frase escrita sobre un fondo blanco que la China Suárez decidió compartir con sus más de seis millones de seguidores. Además, ella respaldó la frase con un comentario que habla mucho sobre cómo la terapia la ayudaría en su vida personal: «Sí, sí, sí», escribió la actriz.