Al igual que en una entrevista brindada el mes pasado, el papa Francisco volvió a manifestar sus intenciones de volver a la Argentina. Y anticipó para cuándo. “Quiero ir el próximo año”, señaló el Sumo Pontífice. Aunque evitó opinar de política por tratarse de un año electoral. Esta decisión encajaría con su visión, ya que, según allegados, “nunca elige años electorales” para concretar sus visitas y tanto éste como 2025 lo son en el país.
Jorge Bergoglio, como se lo conoce en Argentina, tenía planeado venir al país en noviembre de 2017. Pero diferentes circunstancias hicieron que nunca haya podido visitar su país natal desde que lo eligieron Papa, allá por 2013. En cambio, en aquella gira terminó pisando tierras chilenas y peruanas, pero no territorio argentino. Y en marzo último, en una entrevista a un portal de Internet, advirtió que una eventual visita suya “depende de miles de factores”.
“Se iba a ir primero a Chile, después a Argentina y Uruguay. Pero ¿qué sucedió? Que (la entonces mandataria trasandina, Michelle) Bachelet terminaba su gobierno y las elecciones eran precisamente por esa época. Entonces tuvimos que pasar a Chile en diciembre y ya ir en enero a Argentina y Uruguay… Pero en enero no encontrás ni al gato”, explicó en esa misma entrevista.
El papa Francisco opinó sobre otras cuestiones del país
Con respecto a la situación política de la Argentina, el Papa evitó opinar por la cercanía de las elecciones. “Hace diez años que estoy fuera del país. No llevo el pulso de lo que pasa en la Argentina. Sería injusto que en tales circunstancias tuviera simpatías o antipatías”, señaló en una entrevista a un matutino porteño. Así, se mantuvo en línea con lo manifestado anteriormente respecto a los “años electorales”.
Por otra parte, el Sumo Pontífice se refirió al posible reemplazante del arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli. Al respecto, adelantó que “hay tres candidatos fuertes. No puedo nombrar a ninguno porque solo será designado uno”. Y añadió: “Debo tener en cuenta la opinión de las instituciones vaticanas y de los cardenales que están a cargo de esas instituciones. No es solo una decisión personal”.
Otro de los temas que abordó fueron las acusaciones a Juan Pablo II por parte de Pietro Orlandi, quien lo señala por el secuestro de su hermana Emmanuela en abril de 1983. Ambos son hijos de un exfuncionario del Vaticano y el caso tomó relevancia en los últimos meses por el lanzamiento de un documental en Netflix. “Juan Pablo fue un santo en vida y lo es ahora formalmente después de muerto. Nadie puede dudar honestamente de la decencia del papa Wojtyla”, subrayó.