En medio de un escenario cargado de divisiones y tensiones políticas, las palabras del periodista Gabriel Levinas contra la tartamudez de Wado de Pedro desataron una polémica sin precedentes. Víctor Hugo Morales, comunicador y relator de fútbol, no dudó en calificarlas como un acto de profunda crueldad y destacó que este tipo de actitudes no solo constituyen discriminación, sino que también representan una forma de violencia política. Además, planteó una interrogante crucial: ¿la crueldad se limita únicamente al periodista que emite el comentario o la maldad que proviene del dueño del multimedio para el que trabaja?
«Es un acto de profunda crueldad sobre lo que dijo Levinas. Hay sociedades profundamente divididas y esto ocurre en el mundo entero y no solo es discriminación, sino también violencia política… es parte de la provocación permanente. Un acto de crueldad llevada a extremos insoportables, pero ¿Es solamente del periodista que dice eso o del que le pregunta en el programa y no dice nada?», disparó Morales en una editorial para la radio AM 750.
«La crueldad ¿No será del dueño (Héctor Magnetto) de todo el sistema, el más mafioso que impone la ruta K, los containers de la Patagonia, la chorra, el pibe de la Play, la morsa, los supuestos crímenes y supuestos atentados hechos por funcionarios del kirchnerismo? ¿Eso no es crueldad acaso?», se preguntó el locutor uruguayo.
«Crueldad es la de los medios que pactan con Magnetto para no nombrarlo, los que ponen los huevos en todos los canastos de la política, eso es cruel porque la gente no se da cuenta. Es un año bravo de pautas (dinero de políticos opositores a medios para hablar mal del oficialismo) de hoy y pautas de mañana… tranzar a como de lugar y no tener que disimular», arremetió el exconductor de la TV Pública.
«Es un año de infamia, porque es un año de expectativas y ambiciones, una temporada en la cual la dignidad o el periodismo no valen nada. Lo que dijo el tipo (Levinas) contra Wado tomado como una exclusividad de los medios es minimizar los hechos, convertirlos en una anécdota, es decir, en idioteces que pasan. Son como alfombras para barrer abajo las miserias más peligrosas», concluyó.