Matías Bagnato, el único sobreviviente de la Masacre de Flores, brindó esta mañana una conferencia de prensa tras la muerte de Fructuoso Álvarez González, el asesino de sus padres, sus hermanos y de un amigo del hermano menor. Conmovido por la situación, no solo contó su dura realidad a treinta años del hecho, sino que también pudo contar un secreto de su vida personal que mantuvo oculto por temor a represalias.
«Mi mayor motor fue mi abuela. Desde que no está ella, me costaba y me cuesta mucho seguir adelante, pero, sobre todo, enfrentar cada seis meses estos pedidos de libertad continuos, no poder salir a la calle y vivir con custodia las 24 horas», detalló Bagnato durante la rueda de prensa. También recordó las constantes amenazas de Álvarez González y las estrategias que usó para hacerlo, incluso estando preso.
“Cuando sale el dictamen de que le negaron la libertad condicional en febrero, tomo conocimiento de que había un pedido de prisión domiciliaria por un tema de salud. A los pocos días de esto, recibo otro mensaje anónimo contándome que esta persona había sido operada de la cadera. Le habían puesto una prótesis, que la operación había salido muy bien y que, cuando lo mandaron al penal, se puso materia fecal en la herida para obtener la libertad. Por eso estaba internado en un hospital”, narró.
La revelación de Bagnato
Posteriormente, entre lágrimas, pudo exponerse con la tranquilidad de nunca más ser perseguido: “Por primera vez puedo contar… Nunca lo hice porque tenía miedo. Durante estos años yo logré formar una familia. Muchas veces me preguntaban si había logrado tener una familia y yo nunca lo dije porque tenía pánico de que él me la quitara. Yo estoy en pareja con Nicolás. Nico, que te amo, gracias por acompañarme durante estos años”.
«Nico perdió a sus papás y quedaron solos los tres hermanos, uno con Síndrome de Down que es Sebi. Son mi familia; son ellos dos, son mi familia, que me hacen sumamente feliz. Y yo nunca pude compartir eso con ustedes por miedo a que este monstruo me los quite como a mis viejos y mis hermanos que están acá, siempre conmigo. Pude lograr tener una familia de vuelta”, relató.
Los agradecimientos
El sobreviviente de la Masacre de Flores agradeció a los medios por hacer un seguimiento del caso durante treinta años, teniendo en cuenta que muchos de estos crímenes quedan en el olvido con el paso del tiempo. Además, agradeció el acompañamiento de la gente y, en especial, nombró a Juan Martín Mena, Germán Garavano y a Aníbal Fernández.
«Quiero aclarar que en esto no hay un tema ideológico ni grieta. Ojalá fuera así en todos estos casos. Cuando un delincuente o un asesino ataca a sus víctimas, no le preguntan a quién votó. En esto puedo afirmar que no hubo grieta, porque estas personas son todos de partidos diferentes y me han ayudado», explicó. También agradeció a la diputada Carolina Píparo, a la mamá de Ángeles Rawson, a su abogada, entre otras personas.
La Masacre de Flores
El hecho ocurrió el 17 de febrero de 1994 cuando Álvarez González incendió de forma intencional la vivienda de los Bagnato, ubicada en el barrio porteño de Flores. Las pericias confirmaron que el hombre arrojó dos bidones con combustible y prendió fuego la casa en la que fallecieron José Bagnato, de 42 años, su esposa Alicia Plaza, de 40, sus hijos Fernando, de 14, y Alejandro, de 9, y Nicolás Borda, de 11, un amigo de los chicos que se había quedado a dormir aquella noche trágica.
El único sobreviviente de la masacre fue Matías, quien luego de los crímenes se refugió junto a su abuela y comenzó la lucha por el pedido de justicia. Para la Justicia, Álvarez González asesinó a la familia porque no pudo cobrarles la deuda de US$ 180.000 que reclamaba. Años antes del hecho, él y el padre de Matías eran socios de la fábrica de zapatillas de los Bagnato.