Más de 40 editoriales de libros infantiles y juveniles se reunieron para reclamar la regulación «urgente» del precio del papel, que no deja se subir y escribieron una carta que hicieron pública en las últimas horas. «Los precios del papel, la cartulina y el cartón, impuestos por un puñado de empresas que no están teniendo ningún tipo de regulación, son escandalosamente altos. Prácticamente, los más altos del mundo«, escribieron en la carta. Además, agregaron: «Así, los libros que se imprimen en el exterior tienen costos más bajos» que los impresos en Argentina.
¿Qué dice la carta?
En la carta firmaron editores de Iamiqué, Del Naranjo, Limonero, Ojoreja, Pequeño Editor, Comunicarte, Fondo de Cultura Económica, entre otros. «El jueves 11 de mayo se entregaron ‘Los destacados’ de ALIJA (Asociación del Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina), seguramente el premio que más esperamos las editoriales de libros infantiles y juveniles de nuestro país. La alegría que significó recibir el galardón tuvo una contracara muy triste: varias de las personas que recibieron el premio advirtieron que esos libros, como tantos otros reconocidos con premios internacionales o por la crítica especializada, no podrían ser producidos hoy en Argentina».
La explicación es que «los precios del papel, la cartulina y el cartón, impuestos por un puñado de empresas que no están teniendo ningún tipo de regulación, son escandalosamente altos, prácticamente los más altos del mundo. Así, los libros que se imprimen en el exterior tienen costos más bajos que los que se imprimen en el país».
«Este escenario se da en un contexto de una profunda crisis económica. Las ventas de libros descienden mes a mes y el dinero que ingresa va perdiendo sensiblemente su valor. De esta manera, las editoriales no logramos reunir el dinero necesario para imprimir novedades o realizar reimpresiones y vamos «vaciando» nuestros cuidados catálogos de manera irremediable y, probablemente, irreversible», mencionaron.
Pedido de medidas urgentes
Los editores remarcaron que la situación requiere de medidas urgentes. «Las consecuencias son y serán alarmantes: por un lado, el deterioro del ecosistema del libro, que involucra a miles de autores, profesionales, organizaciones, empresas e industrias de distinto tipo y tamaño. Por el otro, el empobrecimiento de la oferta cultural para las infancias, con menos variedad de libros, menos prácticas de lectura, menos desarrollo de las funciones cognitivas asociadas… ¡y la lista sigue!».
Además, en la carta se explica que en los últimos años, hubo un importante volumen de adquisición del Estado de libros para escuelas y bibliotecas. Sin embargo, las editoriales se enfrentaron «a la absurda situación de no poder encarar, por la coyuntura descripta, la producción de ejemplares para atender esas compras».
Y concluyeron: «Queremos seguir creando libros bellos, interesantes, estimulantes… de cartón, de tapa dura, de papel ilustración, de cartulina… Es imperioso que se implementen políticas que nos permitan seguir produciendo en nuestro país todos esos libros que hacen que las editoriales de libros infantiles y juveniles de Argentina sean destacadas en el mundo por la variedad y la calidad de su propuesta».