El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia descalificó el domingo la cumbre del G7 celebrada en la ciudad japonesa de Hiroshima como un evento «politizado» en la que, dijo, se habían vertido declaraciones antirrusas y antichinas, y acusó al foro de socavar la estabilidad mundial.
Moscú arremetió después de que los líderes de las democracias más ricas del mundo dijeran que no darían marcha atrás en su apoyo a Ucrania, en una advertencia al presidente ruso, Vladimir Putin, cuando este afirmó haber tomado la ciudad oriental de Bajmut, algo que Kiev negó.
En un comunicado, también afirmó que el G7 se había «deteriorado irreversiblemente» y que el foro se había convertido en «una ‘incubadora’ donde, bajo el liderazgo de los anglosajones, se preparan iniciativas destructivas que socavan la estabilidad mundial». La declaración acusaba al G7 de avivar la «histeria» antirrusa y antichina.
Rusia solía ser miembro del club de democracias industrializadas del G7, antes conocido como G8, hasta que Moscú fue excluido tras la anexión de la región ucraniana de Crimea en 2014. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, estuvo presente en la cumbre de Hiroshima como invitado, oportunidad que aprovechó para animar a los países miembros a mantener el suministro de armas, informó Reuters.
La cumbre dio a Zelenski la oportunidad de presionar para conseguir el apoyo de otros asistentes, como el primer ministro indio, Narendra Modi, y el presidente brasileño, Lula da Silva, que siguen sin comprometerse. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, en el mismo comunicado, acusó al G7 de «coquetear» con Estados no occidentales en un esfuerzo por obstaculizar el desarrollo de sus lazos con Moscú y Pekín.