El gobierno de Kosovo rechazó una demanda de Serbia de retirar a los nuevos alcaldes que fueron elegidos en una disputada votación, profundizando un enfrentamiento que desencadenó la violencia entre los manifestantes y las fuerzas de paz de la OTAN.
Manifestantes de etnia serbia se enfrentaron con las fuerzas de paz lideradas por la OTAN en el norte de Kosovo, hiriendo a 30 soldados húngaros e italianos después de arrojarles proyectiles que incluían dispositivos incendiarios, según la fuerza. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, dijo que más de 50 serbios resultaron heridos.
En el centro del estallido se encuentran las elecciones de abril que los serbokosovares, respaldados por Vucic, boicotearon. El resultado fue la victoria de los candidatos de etnia albanesa que los serbios rechazan. Vucic pidió a los alcaldes «falsos» que dejen de intentar tomar sus posiciones y que la policía se retire del área. Agregando que «es una condición para preservar la paz».
El gobierno del primer ministro kosovar, Albin Kurti, rechazó la demanda. «Los alcaldes seguirán siendo alcaldes», expresó por teléfono a Bloomberg el portavoz del gobierno, Perparim Kryeziu. «Los alcaldes actuales son los únicos con legitimidad para estar en sus cargos», agregó.
Kryeziu culpó del boicot a los «motivos políticos». Dijo que Pristina entiende que los funcionarios son «alcaldes con M minúscula», debido a la participación extremadamente baja de alrededor del 3%. Si bien los serbios étnicos representan solo alrededor del 5% de los 1,8 millones de habitantes de Kosovo, predominantemente de etnia albanesa, dominan algunas ciudades del norte junto a la frontera con Serbia.
La escalada de violencia esencialmente torpedea las negociaciones respaldadas por Estados Unidos y dirigidas por la Unión Europea destinadas a arreglar los lazos entre Kosovo y Serbia, que se niega a aceptar la declaración de independencia de 2008 de su vecino.