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ESPECTÁCULO

«Sirven porque obedecen»: Cristina Pérez volvió a dejar un crudo análisis en Radio Rivadavia

La comunicadora volvió a salir con los tapones de punta al momento de hacer referencia a lo que sucedió días atrás.

Cristina Pérez

Tajante, directa y sin tapujos. Así es como volvió a mostrarse Cristina Pérez en Radio Rivadavia, más precisamente en «Cristina Sin Vueltas», su programa al que siguen miles de personas. Esta vez, decidió hablar de lo que se vio la semana pasada en la Plaza de Mayo, donde la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se hizo presente para dejar su discurso.

«Cristina Kirchner subió al escenario con una dinastía. Menos los nietitos todos cobran un sueldo del estado. Hasta la exnuera. La familia real del populismo vernáculo tiene sin embargo un problema: en Argentina no hay monarquía. Sino Cristina le traspasaría el poder a Máximo y listo. Pero el hijísimo es uno de los políticos con peor imagen del país», comenzó diciendo.

«Por eso, además de la familia, también estaban los candidatos a contar con su bendición para lograr esa ortopedia de su poder que ya fue Alberto Fernández. Massa, De Pedro y Kicillof eran el segundo círculo concéntrico que espera la emanación divina del Vox Cristina Vox Dei que los deposite si es su voluntad en la candidatura presidencial del peronismo», arremetió.

Contundente

Siempre fiel a su estilo, Cristina Pérez fue por más. «Aunque ya ni la bendición de la señora asegura que no habrá interna y mucho menos que ganarán la elección. El riesgo de quedar terceros hace que cada día nombren más y más a Javier Milei para al menos intentar emparejar los tres tercios del electorado. Ahí estaba, la pensionada mejor paga del país mostrándose como abuela y hablando como una abuela de la política que sólo vive de recuerdos que repite cada vez que se la visita y que quedan lejos para una realidad estallada en la que su gobierno –aunque ella reniegue- no resuelve los problemas urgentes», aclaró.

«El acto subacuático de Cristina Kirchner fue otra escala de un Operativo Clamor repetitivo y aburrido. Pero hay algo sintomático que va viéndose en la secuencia de aparateo de la vicepresidenta. No es algo nuevo, pero no deja de ser chocante. Es la distancia sideral entre Cristina -que se dice una del pueblo- y todas esas personas a las que al mismo tiempo convierte en una escenografía. Ella está bajo techo, ellos ahí, esperando cinco horas bajo la lluvia y esperando la orden de a quién votar porque en el liderazgo populista, el ciudadano cede su voluntad, como en los dogmas más ortodoxos. Sirven porque obedecen», arremetió.

«La escala anterior había sido C5N. Allí no era la plaza llena, sino el rating por el que la señora pidió royalties al aire. Y esos periodistas que se portan bien porque no preguntan cosas incómodas y se declaran fans», dijo Cristina Pérez y redobló la apuesta. «Como pinceladas simpáticas de su copioso sentido de superioridad, la vicepresidenta empezó el discurso autoadjudicándose prácticamente el milagro de que había parado la lluvia. En sólo minutos se había largado de nuevo. Y al pasar en uno de esos momentos susanescos que la caracterizan confesó que le hubiera gustado ser un personaje de Billiken. Para prócer se ofrece ella en pleno 25 de Mayo. Un psicoanalista ahí. El kirchnerismo se ha transformado en un deja vu de sí mismo pero no deja de aportar postales cinematográficas», culminó.