Muy fuerte. Así fue lo que se vivió en «Desayuno Americano», el programa que lleva adelante Pamela David a través de la pantalla de América TV. Allí, quien se encargó de contar lo que vivió años atrás, fue nada más y nada menos que Natalie Weber, panelista del ciclo de entretenimiento. Sin tapujos, la esposa de Mauro Zárate habló sobre el cáncer que superó.
«Ayer se cumplieron seis años de que me curé del cáncer. Duró aproximadamente un año, en el 2016 me lo detectaron, me operaron, hice todo el tratamiento y a los seis meses volví por un control y había vuelto. Ahí hicimos una cirugía mucho más grande que es mastectomía bilateral. No tuve ningún síntoma. En realidad cuando me lo detectaron tenía 30 años, ni siquiera estaba en edad de hacer mamografía», comenzó contando.
«Era nuestro aniversario con Mauro y hace dos o tres semanas había perdido un embarazo. Bañándome, sentí una bolita, pero nada, fui a mi médico por el control de la pérdida del embarazo y él me decía que la bolita tenía que ver con eso. Empezamos con controles, mamografías, ecografías y salía todo bien hasta que me hago una magnificada. Ahí me sale que tenía tres tumores. Mi médico me decía que me quede tranquila, que de esto no me iba a morir. La contención de la familia fue clave», aclaró Natalie Weber.
Delante de los televidentes, decidió seguir con su relato. «Cuando me entero, estábamos en Argentina por las vacaciones de Mauro. Yo me quedé más tiempo y él se tuvo que volver a Italia porque jugaba allá. Rocco tenía 8 meses en ese momento. Cuando él cumple 1 año, yo ya estaba operada, esperando que me saquen los puntos. Me dolía el corazón nada más. Yo le decía a Mauro que si el día de mañana no estoy, quería que él rehaga su vida. Quería que mis hijos tengan una imagen materna. Pensaba que el día de mañana, si él le mostraba una foto mía, no se iba a acordar. Son cosas que se te cruzan al principio», sostuvo conmoviendo a todos.
«Los primeros 15 días no salí de la cama. Después active y dije ‘o me come (el cáncer) a mí o me lo como yo a él’. Hay que activar. Me ayudó mucho la terapia y mi mamá se instaló en mi casa, estaba siempre. Y la terapia me salvó muchísimo, hacía todos los días. No volví a ser la misma persona. Son frases hechas, lo cotidiano, las cosas simples. Cuando me lo dijeron, mi nena estaba en el jardín. Me fui al jardín, me senté y sentí el viento en la cara y el sol», acotó.
«Y dije ‘qué lindo’. Le empezás a prestar atención a las cosas más importantes y también te das cuenta de que la plata no te salva. Mi marido y mi mamá, que fueron los que estuvieron más conmigo, jamás ninguno lloró adelante mío, nunca. Parecían que estaban hasta alegres, no porque lo estuvieran, sino porque querían transmitirme todo ese positivismo. Ahí me hice mucho más creyente. Lo que me importa es que los chicos tengan mamá el día de mañana», sentenció Natalie Weber.