El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se impuso con comodidad en la primera vuelta de las elecciones celebradas este lunes y su rival se enfrenta a una ardua lucha para evitar que prolongue su mandato a una tercera década en la segunda vuelta del 28 de mayo.
Los activos turcos se debilitaron en los mercados financieros al conocerse la noticia, que mostraba a Erdogan justo por debajo del umbral del 50% necesario para evitar enviar al país miembro de la OTAN a una segunda vuelta de unas elecciones presidenciales consideradas como un juicio sobre su gobierno autocrático.
«El ganador ha sido, sin duda, nuestro país», expresó Erdogan en un discurso ante sus seguidores en la sede de su partido, la Alianza Popular (AK), de raíz islamista, en Ankara. Antes de las elecciones, la oposición creía tener la mejor oportunidad de desbancar a Erdogan, animada por las encuestas que le situaban por detrás de su principal rival, Kemal Kilicdaroglu.
Pero los resultados sugirieron que Erdogan y su partido AK habían sido capaces de atraer a los votantes conservadores a pesar de la crisis del coste de la vida. Kilicdaroglu, líder de una alianza de seis partidos, prometió imponerse en la segunda vuelta y acusó al partido de Erdogan de interferir en el recuento y la comunicación de los resultados, pidiendo paciencia a sus seguidores en este país de 84 millones de habitantes, informó Reuters.
Las elecciones han sido seguidas de cerca en Europa, Washington, Moscú y en toda la región, donde Erdogan ha afirmado el poder turco, al tiempo que reforzaba los lazos con Rusia y ponía en tensión la tradicional alianza de Ankara con Estados Unidos.