En las últimas horas, el nuevo avión presidencial, un Boeing 757-200, arribó a la Argentina proveniente de Miami, Estados Unidos. Pintado con los colores de la bandera y equipado con nueva tecnología, la aeronave llegó al país y realizó un vuelo de «bautismo» que causó polémica en las redes sociales porque la maniobra del piloto fue temeraria.
La nave, que reemplazará al Tango 01, llegó al país cerca de las 17:00 y minutos después comenzó a volar por Argentina. Primero, la unidad comenzó a volar muy cerca de la pista de aterrizaje y poco a poco fue elevando su altura hasta que repentinamente comenzó a inclinarse hacia su lado izquierdo de manera brusca, aunque esto sea común.
La maniobra se llama «vuelo rasante» y es una costumbre que se realiza en para celebrar el retiro de un piloto o la incorporación de una aeronave a la flota. Este tipo de acontecimientos no ponen en peligro a los pasajeros del avión ni a la unidad en caso de realizarse con prudencia, algo que debatieron los especialistas en el tema que consultó NA.
«El avión puede hacer la maniobra. Ahora, ¿es necesario? Si no hay nada coordinado o alguien no le pidió que lo haga, desde mi punto de vista, es bastante ilógico. Es un avión nuevo, los pilotos vienen recién habilitados en el avión. Era solo un traslado de avión», afirmó el piloto y consultor aeronáutico Carlos Rinzelli sobre este ritual.
Otro tema sobre este avión que trajo polémica es el gran gasto que representó para el Estado el cambio de unidad. Además de entregar el Tango 01 adquirido por Carlos Menem, el Gobierno pagó USD 25 millones para esta nueva unidad, la cual tiene capacidad para transportar 39 pasajeros y tecnología renovada, como la posibilidad de comunicarse con el exterior o volar de manera directa a Europa.
