El próximo sábado 10 de junio se cumplen diez años de uno de los crímenes más escalofriantes para la sociedad de Argentina. La joven Ángeles Rawson, que en ese momento tenía 16 años de edad, fue atacada por el portero de su edificio, Jorge Mangeri, quien tiempo después fue condenado a prisión perpetua por haber realizado un femicidio.
Este suceso ocurrido en Ravignani 2360 todavía está latente dentro de la sociedad porque se conocieron los detalles con el correr de los días y luego de varias hipótesis se dio con el culpable. Fue en la madrugada del 15 de junio del 2013, cuando el encargado del edificio decidió confesar ante la Justicia lo ocurrido, algo que luego de constató con las pericias.
«Soy el responsable de lo de Ravignani 2360. Fui yo«, admitió Mangeri en una de las pocas veces que habló del hecho. En la autopsia se comprobó que había ADN del portero bajo las uñas de Ángeles Rawson, a quien le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra, además de haberla atacado sexualmente antes de meterla en una bolsa y dejarla en la basura que llegó hasta el Ceamse.
Cómo vive Jorge Mangeri
Actualmente, se encuentra detenido en la cárcel de Ezeiza, donde debe cumplir la prisión perpetua. Allí trabaja como fajinero en el pabellón. Como si eso fuera poco, empezó a estudiar Trabajo Social en el Centro Universitario de Ezeiza (CUE) que depende de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Un dato curioso al que pudo acceder NA es que cada tres meses los estudiantes son evaluados en «concepto» y «conducta«. Para el último caso recibió una calificación de 10, mientras que para concepto 1. Este dato resulta relevante teniendo en cuenta el perfil del autor del femicidio que nunca más tuvo contacto con los medios.
El pedido de la madre de Ángeles Rawson
El tiempo pasó pero la herida que le quedó a Jimena Aduriz nunca sanó. Sin embarg, la madre de la víctima destacó que pudo «perdonar a Mnageri» porque «gana más el que perdona que el perdonado. El perdón es una construcción y hay que construirlo día a día, para que no te ocupe espacio, el rencor y el odio». Como si esto fuera poco, también lanzó un particular pedido sobre el portero.
«Ojalá pueda tener una charla con él antes de partir. Ahora no estoy preparada para hacerlo, y sé que tampoco él va a reconocerse como autor del crimen. Nadie podía creer que fuera capaz de una cosa así. Lo queríamos muchísimo todos en el consorcio. Hacía 11 años para ese momento que era el encargado. Era un edificio chico, con 14 departamentos», indicó en su charla con La Cruda.