El presidente de Francia, Emmanuel Macron, convocó este viernes a su gabinete para una segunda reunión de crisis en dos días, tras la noche de disturbios más generalizada hasta la fecha, en protesta por el tiroteo mortal de un adolescente a manos de la policía.
«Al menos 667 personas fueron detenidas en toda Francia durante la noche», explicó el ministro del Interior, Gerald Darmanin. Este viernes, mientras los alborotadores se enfrentaron con la policía en varias ciudades, tiendas y bancos fueron incendiados y autobuses volcados.
Darmanin había desplegado 40.000 agentes el jueves por la noche en un intento de sofocar una tercera noche de disturbios. Pero la violencia estalló en Marsella, Lyon, Pau, Toulouse y Lille, así como en partes de París. También, en el barrio obrero de Nanterre, donde Nahel M., de 17 años y descendiente de argelinos y marroquíes, murió tiroteado el martes a manos de un policía.
Macron se reunirá con su gabinete en París, probablemente acortando su asistencia a una cumbre de la Unión Europea en Bruselas, explicó su oficina. El presidente ha descartado hasta ahora declarar el estado de emergencia. El ministro de Transportes, Clement Beaune, declaró que el transporte público en la región parisina sufrirá graves perturbaciones el viernes. No descartó un cierre anticipado de la red, informó Reuters.
Doce autobuses fueron incendiados y destruidos durante la noche en un depósito de Aubervilliers, en el norte de París. En Nanterre, los manifestantes incendiaron coches, levantaron barricadas en las calles y lanzaron proyectiles contra la policía tras una vigilia pacífica celebrada anteriormente para rendir homenaje al joven muerto.
Los disturbios han despertado el recuerdo de los de 2005, que convulsionaron Francia durante tres semanas. En ese entonces, obligaron al entonces presidente Jacques Chirac a declarar el estado de emergencia. Aquella ola de violencia estalló tras la muerte de dos jóvenes que acabaron electrocutados en una subestación eléctrica mientras se escondían de la policía.