La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, se reunió con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Durante el encuentro en la Casa Blanca, la premier le presentó su plan para frenar la dependencia italiana de China y establecer vínculos equilibrados con el país asiático. Mientras, reflexionaron sobre una estrategia para desvincularse de un controvertido pacto de inversión.
«Si piensas que Estados Unidos exige o impone la política sobre esto, te equivocas. La conversación es amplia e involucra a todos los países del G7 y se trata de reducir el riesgo de la dependencia de la cadena de suministro de China, que es una prioridad», dijo Meloni después de la reunión.
«Estados Unidos sabe que somos dignos de confianza. Es crucial mantener abierto un diálogo constructivo con Beijing», agregó. Los funcionarios en Roma han estado asegurando en privado a Washington que Italia saldrá del pacto de inversión con China, lo que convirtió al país en un caso atípico en el G7, del cual Italia asumirá la presidencia el próximo año.
Bloomberg informó esta semana sobre el plan de Meloni de no hacer pública su decisión de retirarse durante el corto viaje a Washington. Italia se suscribió a la iniciativa «Belt and Road», en 2019, bajo el liderazgo del primer ministro italiana, amigo de China, Giuseppe Conte.
El pacto, que se renovará automáticamente a fin de año si no se toman medidas, ha planteado preguntas sobre dónde reside la lealtad de Roma. Durante meses, Meloni ha estado tratando de averiguar cómo escabullirse del compromiso sin provocar represalias por parte de Beijing.
La visita de Meloni a la Casa Blanca fue una oportunidad para reafirmarse, especialmente en China y en la invasión rusa de Ucrania. Dos áreas en las que Italia a veces ha sido vista como blanda. Si bien Meloni nunca ha vacilado en su apoyo a Ucrania, sus socios de coalición, la antiinmigrante Liga y la centroderecha Forza Italia, han cultivado en el pasado lazos amistosos con el presidente ruso, Vladímir Putin.