El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reunió este lunes con el rey Carlos III de Reino Unido para hablar de cómo abordar el cambio climático, tras haber visitado antes al primer ministro británico, Rishi Sunak, y elogiar una alianza «sólida como una roca».
Biden se encuentra en Reino Unido al comienzo de un viaje de tres países que incluye la cumbre de la OTAN en Lituania, en la que los aliados pretenden mostrar su solidaridad con Ucrania contra la invasión rusa, aunque todavía no aceptan a Kiev como miembro de la alianza.
Ambas partes restaron importancia a la reunión del presidente con Sunak, la quinta en otros tantos meses, describiéndola como una continuación de conversaciones de larga duración, aunque fue la primera visita de Biden al despacho del primer ministro en Downing Street como presidente.
«Es estupendo que continuemos nuestras conversaciones», le expresó Sunak a Biden mientras se sentaban en el jardín de Downing Street. «Tenemos mucho de qué hablar», respondió Biden. «Nuestra relación es sólida como una roca. No podría reunirme con un amigo más cercano y un aliado mayor. Tenemos mucho de qué hablar», agregó, según replicó Reuters.
Tras pasar menos de una hora en el despacho de Sunak, Biden se dirigió al castillo de Windsor para reunirse con el rey, la parte de mayor perfil de su breve viaje británico. El rey, de 74 años, saludó al presidente, de 80, en el patio interior del castillo, donde se le ofreció una guardia de honor.
Ucrania
Antes del viaje, Biden pidió cautela por ahora en la campaña de Ucrania para ingresar en la Alianza Atlántica, cuyo pacto de defensa mutua obliga a todos los miembros a acudir en ayuda de cualquier miembro que sea atacado. «No creo que haya unanimidad en la OTAN sobre la conveniencia o no de incorporar a Ucrania a la familia de la OTAN ahora, en este momento, en medio de una guerra», dijo Biden.
Su viaje se produce pocos días después de que accediera a enviar bombas de racimo estadounidenses a Ucrania. Este tipo de municiones están prohibidas en más de 100 países, entre ellos Reino Unido, y se consideran una amenaza para la población civil porque suelen liberar un gran número de pequeñas bombas que pueden matar indiscriminadamente en una amplia zona.
Rusia, Ucrania y Estados Unidos no han firmado la Convención sobre bombas de racimo, que prohíbe su producción, almacenamiento, uso y transferencia. Un portavoz de Sunak declaró que la decisión de Estados Unidos había sido difícil, forzada por Rusia.