Este martes comienza la cumbre de los líderes de los países BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— en Johannesburgo, en la que sopesarán ampliar el número de miembros, mientras algunos de ellos presionan para convertir el bloque en una potencia que rivalice con Occidente.
El aumento de las tensiones mundiales provocadas por la guerra de Ucrania y la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos han dado un nuevo impulso al fortalecimiento del bloque, que en ocasiones ha sufrido divisiones internas y una falta de visión coherente.
«Un BRICS ampliado representará a un grupo diverso de naciones con diferentes sistemas políticos que comparten el deseo común de tener un orden global más equilibrado», expresó el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, en un discurso previo a las reuniones. En la agenda también figura impulsar el uso de las monedas locales de los Estados miembros.
Sin embargo, los organizadores de la cumbre sudafricana afirman que no se debatirá la creación de una moneda BRICS, una idea propuesta por Brasil a principios de año como alternativa a la dependencia del dólar. Ramaphosa recibirá del 22 al 24 de agosto al presidente chino, Xi Jinping, al brasileño Lula da Silva, y al primer ministro indio, Narendra Modi, informó Reuters.
Ampliación del grupo
La ampliación ha sido durante mucho tiempo un objetivo de China, peso pesado del bloque, que espera que un mayor número de miembros dé peso a una agrupación que ya alberga a cerca del 40% de la población mundial y una cuarta parte del PIB mundial.
Los líderes celebrarán un «minirretiro» y una cena el martes por la noche, en la que es probable que discutan un marco y unos criterios para la admisión de nuevos países. Pero la ampliación se ha convertido en un punto de discordia. Rusia está dispuesta a incorporar nuevos miembros para contrarrestar su aislamiento diplomático por la invasión de Ucrania. Sudáfrica también ha expresado su apoyo.
India, que desconfía del dominio chino y ha advertido contra una expansión precipitada, tiene «una intención positiva y una mente abierta», declaró el secretario de Asuntos Exteriores, Vinay Kwatra. A Brasil, por su parte, le preocupa que el crecimiento de los BRICS diluya su influencia.
Aunque la posible ampliación del BRICS sigue en el aire, la promesa del bloque de convertirse en paladín del «Sur Global» en desarrollo y ofrecer una alternativa a un orden mundial dominado por las ricas naciones occidentales ya está encontrando eco.
Argentina
Más de 40 países han manifestado su interés por unirse al BRICS, según autoridades sudafricanas. De ellos, casi dos docenas han solicitado formalmente su admisión. Argentina, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Bolivia, Venezuela, Egipto y Bielorrusia son algunas de las naciones que, según los organizadores, expresaron su intención de entrar a lo que ya se definió como «Brics Plus».
Rusia ha considerado que la inclusión de países como Argentina fortalecerá al grupo. «Consideramos que la ampliación del Brics de una forma u otra contribuirá al desarrollo y un mayor refuerzo de la organización», expresó el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov.
«En cualquier caso, se trata de países con los que hay una interacción bastante constructiva en varios ámbitos», agregó. Por su parte, Lula da Silva aseguró: «¿Por qué Brasil necesita dólares para comerciar con China, con la Argentina? Se puede hacer con monedas locales. Europa lo hizo con el euro y nosotros somos más de la mitad de la humanidad. Por ello es que digo que debemos discutir, tener una moneda para negociar entre nosotros».
También defendió que el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), el llamado Banco de los Brics, presidido actualmente por la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, pueda ser una opción para las naciones en desarrollo en lugar del Fondo Monetario Internacional (FMI). En ese sentido, la incorporación de Argentina al bloque le permitiría tener acceso a otras fuentes de financiamiento.