La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, asumió este lunes «plena responsabilidad» por la impactante decisión de la semana pasada de imponer un impuesto bancario único al que se culpa de causar un daño duradero a la credibilidad de su gobierno en los mercados financieros.
En comentarios a los periódicos italianos Corriere della Sera, la Repubblica y La Stampa, Meloni expresó que el gravamen del 40% no tenía intención punitiva. «Lo haría de nuevo. Porque creo que se deben hacer las cosas correctas… Esta es una decisión que tomé (por mi cuenta)», dijo, citada por la Repubblica.
«Es un tema delicado y asumo toda la responsabilidad», agregó. En un intento por reforzar su base política, el gobierno conservador italiano dio a conocer la sorpresiva decisión el lunes pasado, solo para dar marcha atrás en gran parte al aclarar que había un tope en las ganancias 24 horas después.
El nuevo impuesto apunta a un aumento en las ganancias que los bancos han derivado de tasas más altas. Fuentes confidenciales dijeron a Reuters que cuando se anunció la medida, el Tesoro esperaba sacar menos de 3.000 millones de euros del impuesto. Sin embargo, antes de la aclaración sobre el tope, los cálculos apuntaban a sumas mucho más altas.
El ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, ausente de la conferencia de prensa para anunciar el impuesto, Meloni, explicó que había sido informado sobre la decisión. «Sin embargo, otros miembros del gobierno se han mantenido en la oscuridad debido a la delicadeza del asunto», manifestó.
El gobierno había jugado con la idea de gravar las ganancias récord de los bancos con tasas más altas, pero pareció dejarlo de lado, y la comunicación confusa de Roma sobre el tema ha causado alarma entre los inversionistas internacionales. Cuando se le preguntó sobre un veto planteado por la coalición Forza Italia, la premier dijo: «Yo no veto a nadie, no me siento con autoridad para hacerlo y en todo caso es prematuro».
