En poco más de una década, Santiago Peña pasó de ser un joven director del Banco Central de carácter sereno a convertirse en el hombre que gobernará Paraguay los próximos cinco años. Tiene el desafío de sostener el amplio apoyo que obtuvo en las urnas.
Peña, un economista de 44 años, asumirá la presidencia este martes tras su holgada victoria en la elección de abril representando al derechista Partido Colorado, que ha gobernado el país los últimos 75 años. El resultado de la contienda, en la que obtuvo 15 puntos de ventaja frente a su principal adversario y su partido, una mayoría en ambas cámaras del Congreso, podrían asegurarle cierta estabilidad para gobernar.
Pero Peña afirma que ese respaldo puede llegar a ser frágil. «Tengo el desafío de sostener esto con una legitimidad en el ejercicio», expresó en una entrevista exclusiva con Reuters la semana pasada. «Constantemente vamos a ser evaluados en cada una de las decisiones. Estoy consciente de que no tengo margen de error y que esto no se construye diciendo, simplemente me dieron una carta blanca», agregó.
Las relaciones con Estados Unidos tras las acusaciones contra su mentor político, el expresidente Horacio Cartes, estarán en el foco. Así como las medidas que tomará para mejorar la calidad de vida de los paraguayos, una de sus promesas de campaña, informó Reuters.
El futuro presidente propone crear 500.000 nuevos empleos en cinco años para dinamizar la economía del país exportador de soja y carne vacuna. También deberá controlar la inflación que se disparó el año pasado, y combatir la inseguridad. No planea subir impuestos ni modificar los lazos que Paraguay mantiene con Taiwán.
«Hay deudas que tenemos con el pueblo», dijo Peña en la entrevista. Además, agregó que promoverá «una mayor presencia policial en las calles, la reducción en el precio de algunos productos, la salud accesible para todos y tranquilidad para que el sector privado se anime a emprender».
A la sobra de Horacio Cartes
Peña se graduó como economista en Asunción y se especializó en políticas públicas en la Universidad de Columbia de Estados Unidos. Fue funcionario del FMI en Washington hasta su designación como director del Banco Central en 2012. Tres años después, se convirtió en ministro de Hacienda.
Su carrera dio un giro en 2016, cuando una manifestación que destruyó parte de la sede del Congreso frustró los planes del entonces presidente Cartes de modificar la Constitución para aspirar a la reelección. El millonario empresario eligió a su joven ministro para sucederlo. Sin haber militado antes en política, Peña se afilió al Partido Colorado e inició una campaña meteórica en busca de ganar la presidencia dos años después.
Pero su aspecto citadino y discurso tecnicista tuvieron poco éxito entre los dirigentes del partido de masas. Luego de perder las primarias frente al mandatario saliente Mario Abdo Benítez, redobló la apuesta para transitar un camino que resultó complicado.
En agosto de 2022, cuando Peña estaba en plena campaña para las internas de diciembre, Estados Unidos denunció que Cartes participó en actos de corrupción significativos y a comienzos de este año le impuso sanciones económicas que lo obligaron a desprenderse de sus empresas. El exmandatario niega las acusaciones.
Peña ganó las primarias, pero las sanciones representaron un golpe para la unidad del partido, que ya arrastraba conflictos internos. Los analistas creen que Cartes será una figura muy influyente en el nuevo Gobierno. Pese a los desacuerdos, la agrupación logró una victoria contundente y se mostró unida en la reciente designación de líderes del Congreso y representantes de los organismos que controlan a jueces y fiscales en el Poder Judicial.