El fiscal general de Ucrania está investigando los ataques rusos contra su infraestructura agrícola desde julio como posibles crímenes de guerra, según informó la oficina este jueves. Los bombardeos contra las instalaciones agrícolas se intensificaron después de que Rusia se retirara del acuerdo de exportación de la Iniciativa de Cereales del mar Negro el 17 de julio.
«En total, desde el comienzo de la invasión a gran escala, El ejército ruso han llevado a cabo más de 100 ataques contra la infraestructura de granos y puertos de Ucrania», explicó la oficina del fiscal general en un comunicado. «Ucrania está investigando estos actos como posibles crímenes de guerra», añadió.
Los fiscales ucranianos, junto con la Corte Penal Internacional de La Haya, están investigando como posibles crímenes de guerra una campaña invernal de ataques aéreos contra la infraestructura energética y de servicios públicos del país, así como el ataque a la represa hidroeléctrica Nova Kajovka, en la región sureña de Jershon.
Las autoridades ucranianas ya están revisando más de 97.000 informes de presuntos crímenes de guerra y han presentado cargos contra 220 sospechosos en los tribunales nacionales. Moscú ha afirmado que las infraestructuras energéticas son un objetivo militar legítimo, informó Reuters.
También ha descrito los recientes ataques a la infraestructura cerealera como represalias por un ataque ucraniano contra un puente que cruza el estrecho de Kerch hacia la península de Crimea, utilizado para abastecer a sus soldados en el sur del territorio ucraniano.
La agencia de noticias estatal rusa RIA dijo el miércoles que la infraestructura golpeada en el puerto de Izmail albergaba mercenarios extranjeros y material militar. También fue atacado un astillero de reparación naval. Reuters no pudo verificar esta información.
