Falta realmente muy poco para que se lleven adelante en todo el país las elecciones presidenciales. Después de varios meses de campaña y de las PASO que dejaron un panorama abierto, los argentinos volverán a las urnas. En su programa de Radio Rivadavia, «Cristina Sin Vueltas», Cristina Pérez dejó un tajante análisis.
«En las encuestas de expectativas se registra desde hace un buen tiempo que la mayoría de los argentinos piensa que el año que viene estará peor. Esta certeza de pesimismo se puede leer de diversas maneras. Una, es que una sociedad, más madura que sus líderes sabe que la solución de los enormes problemas que tiene el país no es fácil ni mágica. La otra, es que, simplemente, no ve chances de que podamos estar mejor», comenzó diciendo.
«La diferencia entre una y otra es su contenido de esperanza. O de resignación. Si pienso que será duro, pero hay una salida y si pienso que simplemente empeorará como si estuviéramos condenados al fracaso permanente. A ese clima social de expectativas personales negativas sobre el futuro, se suma la incertidumbre, o mejor dicho la suma de las incertidumbres. Una especie de tormenta perfecta que impide una cotidianeidad en relativa paz. Y todo en un contexto de creciente necesidad que le agrega a la incertidumbre, urgencia», aseguró la periodista.
Sin pelos en la lengua, Cristina Pérez decidió ir por más. «La elección es la más incierta que se recuerde desde el regreso de la democracia. Y para el clima de época, quizás nada sea mejor metáfora que la contratación de una numeróloga en el Banco Nación. Si ellos tienen que apelar a lo esotérico qué le queda al resto. Pero no sólo no sabemos lo que pasará en las elecciones presidenciales. Tampoco sabemos lo que costarán las cosas que necesitamos para vivir esta misma tarde o con un poco de suerte mañana por la mañana. Y si nos alcanzará para pagarlas», sostuvo.
«Lo que además nos pone en contexto de supervivencia con la adrenalina de quien escapa de un enemigo poderoso que le da caza. Y ese gigante llamado inflación siempre es más rápido que sus presas. El país se ha convertido en un lugar sin precios. La moneda nos expresa como pocas cosas. Se ha roto la noción misma del valor. Una economía sin precios en la que el estado quiso imponer la fantasía de que podía controlar los precios y que en el abismo de una hiperinflación lleva esa fantasía a su máximo nivel», arremetió.
Contra el ministro de Economía
Sin rodeos, apuntó contra Sergio Massa. «Cuando hablamos del 22 de octubre, no sólo hablamos de la elección presidencial, también hablamos de la frontera que lo separa del 23 de octubre, día en que empezará a sincerarse el efecto de la orgía de gastos, que en nuestra cara hace el gobierno para que voten al ministro de economía que profundizó este desastre. Hablando de espejos que distorsionan: sería algo así como hacer creer que Sergio Massa es Brad Pitt», disparó.
«A eso se compara la increíble gesta para pedir el voto por el ministro de los tres dígitos de inflación. En un país normal no sería candidato. Pero es tan finito el margen entre las opciones, que todo puede pasar, y también eso. Dicen que el populismo te propone soluciones fáciles a problemas complejos y culpa a otros mientras no puede resolverlos hasta que todos se dan cuenta del truco. Estamos en esa fase. Ya no quedan culpables, nos dimos cuenta del truco, pero dejaron tan diezmado hasta el presente, que vivimos en un estado terminal. Así estamos llegando a octubre. ¿Enero? Es un enigma», concluyó.