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POLÍTICA

El exabrupto de Benegas Lynch: «Hay que cortar relaciones con el Vaticano»

Los dichos del asesor de Javier Milei irrumpieron con fuerza en el tramo final de campaña.

Benegas Lynch

La previa del discurso de cierre de campaña de Javier Milei tuvo un momento de tensión cuando el economista Alberto Benegas Lynch sostuvo que “prima un espíritu totalitario” en el Papa Francisco y aseguró que «Hay que cortar relaciones con el Vaticano«, mientras Bergoglio continúe sentado en la Silla de Pedro.

Relaciones de la Iglesia y el Estado

Bien es cierto que las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado Argentino han sido complejas y multifacéticas a lo largo de la historia del país. Desde la Primera Junta donde había algunos con espíritu jacobino como Mariano Moreno, hasta el gobierno de Bernardino Rivadavia, que ni siquiera recibió al legado pontificio, Monseñor Muzi, que vino a investigar la actividad de las logias masónicas y que estuvo acompañado por un joven sacerdote que hablaba el español, Giovanni María Mastai Ferretti, quien luego sería el Papa Pío IX y ejercería el pontificado más extenso del siglo XIX. Sólo el General José de San Martín fue a visitar a Muzi, a quien ni siquiera se le dejó celebrar en la Catedral, y terminó administrando los òleos sagrados en un hotel.

Los Padres intelectuales de la República como Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre y el propio Juan Bautista Alberdi, fueron liberales a ultranza, y los dos primeros altos grados masones, y como pensadores de la Constitución Nacional de 1853, plasmaron en el texto esas ideas, pero aún así, en esa Constitución de 1853 se estableció al catolicismo como la religión oficial del Estado, una disposición que permaneció en vigor hasta la reforma constitucional de 1994.

En 1884 el entonces presidente, Julio Argentino Roca, expulsó al nuncio apostólico Luis Mattera, tras acusarlo de intromisión en los asuntos internos del país, hecho sucedido en el marco del febril combate dialéctico por la Ley 1420 que estableció la educación común, gratuita, obligatoria y laica. También agitaban los espíritus la creación del Registro Civil y la Ley 2393 del Matrimonio Civil, terrenos en los que la Iglesia Católica había sido hegemónica ya que discernía sobre la vida de los ciudadanos desde su nacimiento, casamiento, defunción y enterramiento.

Durante el siglo XX también existieron tensiones significativas entre la Iglesia y el Estado argentino, la más notable quizás aquella sucedida durante el gobierno de Juan Perón (1946-1955), que de un estado de cooperación al inicio, terminó en una disputa con el cardenal Santiago Copello y se profundizó el conflicto momentos antes de la caída de Perón con la expulsión del país de los obispos, Manuel Tato y Ramón Novoa.

@borderperiodismo

Alberto Benegas Lynch (h) en el cierre de campaña de Milei: "Debemos suspender las relaciones con el Vaticano"

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La reforma Constitucional de 1994

Cuando en el año 1994 se llevó a cabo la reforma constitucional, esta trajo cambios significativos en la relación entre la Iglesia y el Estado. Se eliminó la disposición que establecía al catolicismo como la religión oficial, garantizando así la libertad religiosa en el país. Este cambio reflejó la diversidad religiosa de Argentina y marcó un paso importante hacia la separación entre la Iglesia y el Estado.

Con sus «Luces y Sombras«, como diría Monseñor Justo Laguna, la Iglesia Católica desde los tiempos coloniales ha sido y continúa siendo un factor de poder que hilvana el centro de la síntesis histórica de los argentinos.

Si bien es un dato de la realidad que el hoy Papa Francisco ha dejado expuesta una postura bastante inclinada hacia los gobiernos de matriz izquierdista, como también ha dejado claro su disgusto para los gobiernos de derecha o liberales de Argentina, dejando caer declaraciones con alusiones manifiestas a la figura del candidato, Javier Milei, lo que ha manifestado, Alberto Benegas Lynch, en el cierre de campaña del primero, ha causado asombro y reacciones encontradas.

Porque una cosa puede ser la discusión doctrinaria y hasta dogmática de los postulados de la Iglesia Católica, situación que de última se puede inscribir en el ámbito de la disputa dialéctica, posible y hasta conveniente en un contexto de debate político. Y otra muy distinta es plantear una postura lindante en lo beligerante con el Trono de Roma.

Las expresiones de Milei y el liberalismo

Tal ha sido la sacudida que produjeron las expresiones de Benegas Lynch, que el propio Milei hubo de salir a poner distancia de ese pensamiento. Desde el sector del periodismo pro-Milei, llegó a escucharse incluso la calificación de «senil» para con el economista.

Lo de Benegas Lynch hasta contradice uno de los principios básicos de liberalismo libertario que predica Milei, quien sostiene que el Liberalismo es sobre todo «respeto a las ideas del otro». Por lo tanto, la propuesta de «cortar relaciones con el Vaticano» se inscribe en un pensamiento reaccionario que no comulga para nada con el espíritu de conciliación que el momento político, social y económico de los argentinos requiere.

El mismo Juan Bautista Alberdi señaló en sus «Bases» que para que un país sea grande y se aproveche su desarrollo con la mano de obra y el pensamiento inmigrante que uno de los postulados básicos era «asegurarles a todos la libertad de culto«.

Por último, contradice el espíritu liberal de la propia Constitución Nacional al avanzar sobre el postulado sobre el cual pivotea el pensamiento alberdiano, cuando los constitucionalistas de 1853 signaron en el Preámbulo aquella frase que se inscribe en el talento de los hombres de Estado de la República Argentina, cuando asegura los «Principios de la Libertad…», abriendo las puertas a «Todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino«.