La gran propuesta que tiene el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, para terminar con la inflación en Argentina es dolarizar la economía. Para ello, necesitará traer la divisa estadounidense desde el exterior por medio de préstamos o ventas que generen los ingresos necesarios, como para que la moneda circule por todo el país. Sin embargo, en Wall Street no confían en que eso pueda suceder con tanta facilidad.
Se estima que la suma necesaria es de entre 30.000 y 40.000 dólares para inicar con el proceso, aunque estiman que eso podría generar una dolorosa recesión y un parate económico según un informe de The Institute of International Finance (IIF) que compartió NA. «¿La dolarización es viable para Argentina?«, menciona el titulo sobre este tema.
«Recaudar dólares en el mercado parece inviable en medio del poco apetito de deuda de los inversores extranjeros», detalla el documento. El país actualmente no cuenta con demasiada capacidad para tomar deuda ni con privados, ni con los organismos multilaterales luego de la gran suma que queda por pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Desde este punto de vista, los expertos concluyen que para dolarizar «se necesitaría financiación externa, un gran superávit en cuenta corriente derivado de la consolidación fiscal y el ajuste del tipo de cambio real. Dolarizar sin reservas de divisas hacen que el régimen sea demasiado costoso de implementar en el corto plazo», alertaron sobre la propuesta de Javier Milei.
Además, el informe señala que recaudar dólares mediante emisión de deuda «sería difícil ver una mayor exposición de los inversores al riesgo argentino en medio de crecientes desequilibrios, un historial de incumplimiento y un endeudamiento soberano ya elevado, como se refleja en los precios de los activos» que hay en la actualidad.
Por último, remarcan que «la deuda multilateral ya es elevada y un nuevo programa del FMI podría proporcionar, como máximo, 10.000 millones de dólares en dinero nuevo». Esto lo consideran como «insuficiente» además de que sería «poco realista» que los que tienen dinero en el exterior lo traigan producto de la desconfianza política y económica que hay en el país.