El primer ministro de Portugal, Antonio Costa, renunció este martes en el contexto de una investigación sobre presunta corrupción cometida en su Gobierno, de mayoría socialista, en la gestión de proyectos de extracción de litio e hidrógeno en el país. Costa anunció la decisión en una declaración televisada tras reunirse con el presidente Marcelo Rebelo de Sousa.
Además, agregó que «tenía la conciencia tranquila, pero que no volvería a presentarse como candidato a primer ministro». Costa se mostró «plenamente disponible para cooperar» con la justicia, después de que los fiscales dijeran que él también era objeto de investigación.
«La dignidad de las funciones de primer ministro no es compatible con ninguna sospecha sobre su integridad, su buena conducta y menos aún con la sospecha de la práctica de cualquier acto delictivo», declaró a los periodistas. La fiscalía nombró sospechoso formal al ministro de Infraestructuras, Joao Galamba, y detuvo al jefe de gabinete de Costa. La oposición ha exigido que el Gobierno dimita con efecto inmediato.
La investigación se centró en las concesiones de explotación de litio en las minas de Romano y Barroso, ubicados al norte del país, como así también en el proyecto de una central de producción de energía con el hidrógeno como materia prima y otro proyecto para la construcción de datos, ambos en Sines.
Así fue como la Fiscalía realizó un registro de «espacios utilizados por el jefe de Gabinete del primer ministro», además de que apuntó a varios sospechosos que habrían hablado sobre la implicación de Costa en el caso por «desbloquear procedimientos».
