La crisis económica argentina, marcada por la escasez de dólares y retrasos en los pagos, ha afectado no solo a la economía local sino también a las relaciones comerciales con los países vecinos. Paraguay y Bolivia han suspendido los envíos de frutas a la Argentina debido a la falta de pago por parte de importadores locales, que acumulan una deuda de 22 millones de dólares en bananas y ananás.
La Mesa Intersectorial de Competitividad Bananera (Menicob) y la Cámara Paraguaya de Banana y Piña (Capabap) tomaron la decisión de detener el envío de frutas hacia Argentina desde el pasado lunes. A lo largo del año, Paraguay ha enviado 3.200 camiones, cada uno con 27 toneladas de fruta, totalizando un valor de 30,3 millones de dólares. Sin embargo, el pago de estas facturas presenta un retraso de seis meses, y hasta el momento solo se ha abonado 20 millones.
En el caso de Bolivia, los productores también experimentan dificultades financieras, ya que afirman no haber recibido pagos desde agosto. La deuda acumulada asciende a 12 millones de dólares, generando preocupación y problemas significativos para miles de familias productoras en el país.
El sector importador argentino, a su vez, ha expresado su descontento por la prolongada demora en la aprobación del acceso a divisas por parte del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA). Los plazos de aprobación rondan los 180 días, lo que agrava la situación y afecta negativamente las relaciones comerciales con los países proveedores de frutas. La espera prolongada está generando tensiones y amenaza con perjudicar aún más las operaciones comerciales en el sector.
Impacto en el sector agrícola y llamados a la solución Argentina
Este escenario complica aún más la situación económica y comercial de la Argentina, que se enfrenta a un panorama desafiante en medio de una crisis prolongada. La falta de acuerdos y pagos a tiempo está generando tensiones diplomáticas y comerciales, comprometiendo las relaciones con socios clave en la región.
La suspensión de los envíos de frutas desde Paraguay y Bolivia afecta directamente al sector agrícola argentino, que depende de estos suministros para mantener la producción y el abastecimiento en el mercado local. Los llamados a una pronta solución se han intensificado, instando a las autoridades argentinas a abordar el tema y agilizar los procesos de aprobación para facilitar el comercio internacional.
