La prohibición de Irán a que algunos de los inspectores más experimentados del organismo de control nuclear de la ONU integren el equipo autorizado a operar en el país es un «golpe muy serio» para el trabajo de la agencia, declaró este miércoles el jefe del organismo internacional, el argentino Rafael Grossi.
Teherán informó al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en septiembre que tomaba esta medida, conocida como «desdesignación». El OIEA explicó entonces que, si bien Irán está autorizado a hacerlo, la forma en que se hizo no tenía precedentes y perjudicaba su labor.
«Hacerlo es un golpe muy serio a nuestra capacidad», manifestó Grossi en una conferencia de prensa cuando se le preguntó hasta qué punto la medida había afectado a la capacidad del OIEA para llevar a cabo inspecciones significativas en Irán. Grossi está pidiendo a Teherán que lo reconsidere.
El enriquecimiento de uranio es el núcleo del programa nuclear iraní y el proceso por el que el uranio se purifica hasta alcanzar niveles del 60%, cercano del 90% que se necesita para fabricar armas. Irán niega buscar armas nucleares, pero ningún otro Estado ha enriquecido uranio hasta ese nivel sin producirlas, informó Reuters.
El OIEA no especificó cuántos inspectores han sido retirados. Los diplomáticos cifran el número en algo más de un puñado. Aunque se trata de una fracción de los más de 100 inspectores asignados a Irán, se encuentran entre los principales expertos del OIEA en enriquecimiento de uranio, según los funcionarios.
«No hay muchos países con este tipo de conocimientos. Y normalmente los países que disponen de estos conocimientos son muy reacios a revelarlos. Además, se trataba de inspectores familiarizados con las instalaciones, que llevaban años inspeccionándolas», expresó un diplomático, refiriéndose a los inspectores retirados.
La importancia de esa experiencia quedó patente en enero, cuando un inspector detectó un cambio sutil, pero sustancial, en una cascada o grupo de centrifugadoras de enriquecimiento de uranio, del que Irán no había informado al OIEA. Ese cambio provocó un aumento del nivel de enriquecimiento hasta el 83,7%, una cifra récord.