Tras su último partido con la camiseta de Gremio de Brasil, Luis Suárez participó de una entrevista en la que confesó el drama que vive con respecto a su problema de rodilla que lo aqueja desde el año 2020. El delantero de la Selección de Uruguay está a la espera de que resuelva su futuro con Inter Miami, donde podrá reencontrarse con su amigo Lionel Messi.
“En la parte externa de la rodilla derecha tengo una hiperextensión que hace que no me quede la rodilla extendida. Eso me quedó de la cirugía que me hice en 2020 en Barcelona en enero. Llevaba 3 meses trabajando y justo vino la pandemia, nos mandaron a encerrar y en el último mes terminé trabajando en mi casa solo. No es lo mismo que yo haga cuádriceps o trabajos que venga un fisio y te extienda bien la rodilla”, relató el Pistolero en diálogo con radio Sport 890, de Uruguay.
“Lo que siento es un pinchazo constante. La suerte que tengo es que no se me hincha la rodilla. Si me generara liquido no podría ni moverla. A veces se me traba, llega un limite que no la puedo doblar. Después de los partidos es impresionante. El día antes del partido me tomo tres pastillas, una al otro día a la mañana, y horas antes de jugar me pincho un Voltaren (antinflamatorio y analgésico)”, comentó Lucho sobre su día a día.
“No es solo la rodilla. A veces me duelen los tendones de abajo por el mal apoyo. La espalda muchas veces me molesta pero por la forma de caminar por la renguera. Todos los días son trabajos diferentes, depende el dolor que sienta”, agregó el histórico goleador de la Celeste.
Con respecto a la posibilidad de cambiar a una competencia de menor exigencia física, el atacante charrúa de 37 años, que está en el radar de la franquicia de Florida, consideró: “Yo tengo que analizar mi vida a futuro. Porque va a llegar un momento, en 5 o 10 años quiera jugar con mis amigos al padel o jugar un fútbol 5 y no pueda por la artrosis. Hay que pensar todo”.
Por último, sobre su decisión, sentenció: “El que habla es mi cuerpo y el dolor que siento en el día a día es mucho. Me he ganado el derecho a decidir, a decir basta y a disfrutar del lugar en el que me toque jugar y de mis hijos, que tuvieron pocas vacaciones en el último tiempo y se quedaron conmigo apoyándome. Necesito descansar, disfrutar de la familia y el destino sabrá a dónde me tocará en un futuro. Si voy a un club es para ganar, sino me retiraría. Uno es cabeza dura».