El papa Francisco, que ha evitado gran parte de la pompa y los privilegios del Vaticano, ha decidido simplificar los elaborados ritos funerarios de un pontífice y ser el primero en ser enterrado fuera de la Santa Sede en más de un siglo. En una entrevista a la cadena de televisión mexicana N+, con motivo de la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, brindó detalles de su decisión.
En la nota con Valentina Alazraki, grabada antes de que Francisco presidiera una misa en la Basílica de San Pedro, el pontífice de casi 87 años parecía haberse recuperado de una bronquitis. Se rió a menudo mientras hablaba de temas como su salud, la migración, su relación con el difunto papa Benedicto XVI y sus planes de viaje. Afirmó que su salud era buena, pero pidió oraciones para hacer frente a las limitaciones de la vejez.
Francisco reveló que ha estado trabajando con el maestro de ceremonias del Vaticano, el arzobispo Diego Ravelli, para simplificar los elaborados ritos funerarios para un Papa, que se han utilizado para sus predecesores. Desde su elección en 2013, Francisco ha evitado la «mozzetta», una capa corta de color carmesí, y tampoco lleva una cruz de oro, sino que mantiene alrededor del cuello la misma cruz plateada y descolorida que usaba como arzobispo de Buenos Aires.
Tampoco ha utilizado los «zapatos de pescador» rojos de felpa que usaban sus predecesores. Ha mantenido los mismos sencillos zapatos negros de siempre y lleva un reloj de plástico, regalando otros para que puedan ser subastados con fines benéficos, informó Reuters.
«Mejor» de salud
Francisco dijo que debido a su devoción a María, ha decidido ser enterrado en la Basílica de Santa María, la Mayor de Roma, donde tradicionalmente acude a rezar antes y después de cada uno de sus viajes al extranjero. Se espera que la misa fúnebre propiamente dicha se celebre en la Plaza de San Pedro. Muchos papas están enterrados en las criptas bajo la Basílica de San Pedro.
El último Sumo Pontífice que fue enterrado fuera del Vaticano fue León XIII, que murió en 1903 y está enterrado en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma. Francisco ha dicho que estaría dispuesto a dimitir —como hizo Benedicto en 2013— si su salud empeorara extremadamente, pero también cree que las renuncias papales no deberían convertirse en la norma.
Reconoció que desde la muerte de Benedicto XVI, hace un año, quizás se había vuelto menos paciente y más firme con sus críticos conservadores más estridentes, que veían al difunto Papa como su abanderado, diciendo que a veces «hay algunos a los que hay que plantar cara un poco». El Santo Padre tomó medidas disciplinarias contra dos prelados conservadores estadounidenses el mes pasado.
Preguntado por su salud, expresó: «Me siento bien, me siento mejor. A veces me dicen que no soy prudente porque tengo ganas de hacer cosas y de moverme. Supongo que son buenas señales, ¿no? Estoy bastante bien». Además, confirmó que esperaba hacer tres viajes el próximo año, a algún lugar de la Polinesia, a Bélgica y a Argentina, para su primera visita allí desde su elección en 2013.