En medio de la creciente preocupación por el futuro económico del país, la petrolera YPF aplicó un aumento del 25-30% este viernes. De esta manera, no sólo es el segundo aumento que impone en menos de un mes (el último fue del 10-12% a finales de noviembre), sino que subió sus precios muy por encima de las empresas privadas. Más temprano, las petroleras Shell y Puma aumentaron alrededor del 15% sus combustibles.
En apenas dos semanas, las estaciones de servicio aplicaron aumentos que totalizan un aproximado del 40%. Con esta suba, acorde precisó LN+, los combustibles aumentaron un 145% en lo que va de año, teniendo en cuenta la incertidumbre, la presión inflacionaria y los resultados después del balotaje presidencial.
Los precios de YPF, al menos para la Ciudad de Buenos Aires (CABA) son: nafta súper, $404; nafta premium, $499; gasoil súper, $431; y gasoil premium, $543. Así, las empresas se anticiparon a la devaluación pronosticada después de la asunción de Javier Milei, aunque el Banco Central (BCRA) aplicó, el día jueves, una devaluación del 6% que catapultó el dólar minorista a $400.
Las petroleras privadas
En el caso de Shell, sus precios son los más altos del mercado y ahora son los siguientes para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): nafta súper, $425; nafta premium, $514; gasoil súper, $464; y gasoil premium, $551. El último aumento de los combustibles se había aplicado el 25 de noviembre último y había sido del 10%: en esa oportunidad, YPF y Axion picaron en punta con los ajustes.
En algunas ciudades del interior, como Córdoba, el aumento registrado este viernes ubica al precio de la nafta súper de Shell a $476, muy por encima de los valores del Área Metropolitana de Buenos Aires. Con este último ajuste -el primero de este mes- los combustibles acumulan una suba del 30% desde noviembre, cuando llegó a su fin el programa «Precios Justos» para el sector de hidrocarburos.
El designado secretario de Energía Eduardo Rodríguez Chirillo consideró que, en este mercado, «se debe apuntar a una fluctuación libre, sin el control indirecto que hoy ejerce el Gobierno a través de YPF». Con estas declaraciones, queda en claro que el nuevo Gobierno no tiene la intención de controlar los precios de los combustibles.