Este viernes, las fuerzas de Israel señalaron que estaban ampliando su ofensiva terrestre con una nueva incursión en el centro de Gaza, mientras se espera que el Consejo de Seguridad de la ONU vote una resolución para aumentar la ayuda humanitaria con el fin de evitar la amenaza de hambruna.
Mientras se desvanecen las esperanzas de un avance inminente en las conversaciones celebradas esta semana en Egipto para que Israel y Hamás acuerden una nueva tregua, se registraron ataques aéreos, bombardeos de artillería y combates en todo el enclave palestino.
El ejército israelí ordenó a los residentes de al-Bureij, en el centro de Gaza, que se desplazaran inmediatamente hacia el sur, lo que indica un nuevo enfoque del asalto terrestre que ya ha devastado el norte de la Franja y ha realizado una serie de incursiones en el sur.
El gobierno israelí del primer ministro Benjamín Netanyahu ha prometido erradicar a Hamás, el grupo islamista que dirige Gaza, después de que sus combatientes lanzaran una incursión transfronteriza el 7 de octubre, matando a 1.200 personas y tomando 240 rehenes, según los recuentos israelíes, informó Reuters.
Pero el creciente número de muertos durante la campaña militar israelí de represalias ha suscitado cada vez más críticas internacionales, incluso por parte de Estados Unidos, un aliado incondicional. En su último balance de víctimas, el Ministerio de Sanidad de Gaza declaró que 20.057 palestinos habían muerto y 53.320 habían resultado heridos en ataques israelíes desde el 7 de octubre.
El ejército israelí ha expresado su pesar por las muertes de civiles, pero ha culpado a Hamás de operar en zonas densamente pobladas o de utilizar a civiles como escudos humanos, acusación que el grupo niega. Israel afirma que 140 de sus soldados han muerto desde que lanzó su incursión terrestre en Gaza el 20 de octubre.