Este viernes, Rusia desató su mayor ataque aéreo contra Ucrania en los casi 2 años que va de la guerra, en hechos que dejaron 31 civiles fallecidos, más de 160 heridos y con misiles que impactaron ciudades e infraestructura en todo el territorio, confirmaron las autoridades ucranianas.
Polonia, miembro de la OTAN, confirmó que un misil ruso parecía haber volado en su espacio aéreo durante unos 40 km antes de regresar a Ucrania menos de tres minutos más tarde. Pero el encargado de negocios ruso, citado al Ministerio de Asuntos Exteriores polaco, dijo que Varsovia no había aportado pruebas de que un misil hubiera entrado en su espacio aéreo.
Por su parte, la Cancillería ucraniana manifestó que el ataque demostraba que no se debía «hablar de tregua» con el Kremlin en un momento en que la incertidumbre se cierne sobre el futuro del vital apoyo occidental a Kiev. «Hoy, millones de ucranianos se han despertado con el fuerte sonido de las explosiones. Ojalá esos sonidos de explosiones en Ucrania puedan oírse en todo el mundo», dijo Dmitro Kuleba.
En una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU convocada a toda prisa, la mayoría de sus miembros, incluidos Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, condenaron los ataques. El embajador ruso ante la ONU, Vasily Nebenzya, afirmó que Moscú «solo había atacado la infraestructura militar» y que «los sistemas de defensa antiaérea ucranianos eran responsables de las víctimas civiles», informó Reuters
En la capital, Kiev, al menos tres personas murieron y se confirmaron 30 heridos tras ser alcanzados edificios residenciales y otra propiedad deshabitada, dijeron las autoridades. La Fuerza Aérea afirmó que había derribado 87 misiles de crucero y 27 aviones no tripulados de un total de 158 «objetivos» aéreos disparados por Rusia. El ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, afirmó que se trataba del «ataque aéreo más masivo de esta guerra».
Ucrania lleva semanas advirtiendo que Rusia podría estar almacenando misiles para lanzar una gran incursión aérea contra el sistema energético. El invierno pasado, millones de personas se vieron sumidas en la oscuridad cuando los ataques rusos golpearon la red eléctrica.