Las autoridades de Brasil celebraron el lunes el sistema democrático de su país, un año después de que una multitud de seguidores del derechista Jair Bolsonaro invadiera y destrozara el Supremo Tribunal Federal, el Congreso y el palacio presidencial, en protesta por el resultado electoral.
Bajo una pantalla que decía «Democracia inquebrantable», líderes del Congreso, magistrados del Supremo Tribunal Federal y funcionarios del Gobierno encabezados por el presidente Lula da Silva recordaron el día en que la capital, Brasilia, fue asaltada por manifestantes que pedían un golpe militar.
«Todos los que financiaron, planearon y ejecutaron el intento de golpe deben ser ejemplarmente castigados. No hay perdón para quien atenta contra la democracia», expresó Lula en el acto celebrado en el Congreso. «Perdón sonaría a impunidad. Y la impunidad sería un salvoconducto para más actos de terrorismo», agregó.
Rechazo al resultado electoral
«La democracia prevaleció», dijo el máximo magistrado del tribunal, Alexandre de Moraes, quien ha dirigido las investigaciones para que los responsables de los disturbios rindan cuentas. Hace un año, los partidarios bolsonaristas asaltaron los edificios que simbolizan la democracia de Brasil, una semana después de que Lula asumiera el cargo, recordó Reuters.
Los mismos rechazaron su victoria electoral e instaron a los militares a derrocarlo. Bolsonaro, que nunca reconoció su derrota, había abandonado el país rumbo a Florida antes del traspaso presidencial. Este hecho fue el equivalente brasileño del ataque al Capitolio de Estados Unidos por parte de partidarios de Donald Trump el 6 de enero de 2021, tras su derrota electoral frente a Joe Biden.
Unas 2.000 personas fueron detenidas, aunque la mayoría fueron puestas en libertad posteriormente. Otras han sido condenadas acusadas de intento de golpe de Estado, entre otros delitos, tras las investigaciones policiales en curso sobre quienes participaron en los disturbios y quienes fomentaron o financiaron el ataque. Bolsonaro está siendo investigado por presunta autoría intelectual de los disturbios, algo que él niega.