Después de borrarse del ojo público tras la asunción de Javier Milei, la expresidenta Cristina Kirchner viajará a Santa Cruz y se quedará en El Calafate hasta finales de enero junto a su hijo Máximo Kirchner. Ambos comparten la postura que «todavía no hay que salir a atacar a Javier Milei» y que las movilizaciones tienen que esperar hasta que «el presidente sea visto por la sociedad como el culpable de las medidas de ajuste».
Es la misma línea que bajó Sergio Massa la semana pasada, se reunió con la CGT y dijo el paro del 24 de enero le parecía apresurado. Lo mismo repiten en el movimiento de Juan Grabois, en donde creen que a Milei hay que darle un mínimo de 100 días antes de salir a la calle.
Esta postura de los referentes que hasta el momento tiene el peronismo no es de clemencia con Milei: creen que hay que esperar que la gente se enoje para capitalizar el enojo. «La campaña del miedo no funcionó, ahora hay que esperar», expresó Máximo a sus allegados «No voy a movilizar a La Cámpora ahora porque es hacerle el juego a Milei», agregó el hijo de Cristina, según publicó La Política Online.
En el peronismo dicen que luego de perder una elección en la forma en que se perdió no se puede salir a cuestionar en el primer mes del mandato del nuevo presidente, porque es contraproducente. De todos modos, creen que sí hay que dejar correr las protestas de los sectores que ya se sienten damnificados por el nuevo gobierno, como el de la cultura que ya se empezó a movilizar o el de los trabajadores estatales.
«Hoy, el último muro de contención en la defensa de los trabajadores es la CGT. Lamentablemente, el Partido Justicialista está acéfalo, no veo a un dirigente político que se haya puesto al frente de todo esto, sino la CGT. Muchas veces criticada, vapuleada, pero creo que hoy los laburantes se sienten contenidos por la conducción de la CGT», expresó el líder camionero Pablo Moyano ante el silencio de los dirigentes peronistas.