Siempre sincero, directo y sin ningún tipo de tapujos. De esta manera es como se muestra nada más y nada menos que Luis Ventura, uno de los periodistas más importantes del mundo del espectáculo de nuestro país, quien ha sabido muy bien de qué manera ganarse su lugar en los medios.
Esta vez, fue noticia por lo que contó en A la Tarde, el ciclo que lleva adelante Karina Mazzocco en América TV, sobre un miembro de su familia. «Le quiero mandar un beso muy grande a mi cuñada, Susana Morales. Está internada hace casi tres meses en el hospital Provincial de Rosario», reveló.
«La pasaron de terapia intensiva a terapia intermedia y gracias al personal médico del hospital donde tan bien la han atendido, como a toda mi familia. Es la señora de mi hermano y bueno, tuvo un ataque, la pasó mal y ahora está saliendo de a poquito. La veo que está fantástica. Así que bueno, gracias», dijo. «Sabemos lo importante que es para vos, Ventu», sostuvo Karina Mazzocco.
Fuerte momento
Cabe recordar que hace algunas semanas, en América TV se vivió una situación conmocionante por lo que reveló Luis Ventura. «Voy a contar una anécdota, ayer alguno pudo haber visto que me compré una silla de ruedas y la metí al baúl del auto. Ya la estrené ayer. Porque Antonito ha crecido mucho, tiene 10 años y está hecho una bestia. Muchas veces, alzarlo como lo hacíamos antes cuesta», manifestó.
«Yo tengo la cadera que voy a ver si me opero… y estaba buscando la manera de que cuando salga con él y se quede dormido, no haya que empezar a improvisar manteles para llevarlo. El ideal era una silla de ruedas. Yo recuerdo haber comprado una que era una 4×4. Cuando mi viejo se enfermó no podía caminar. Yo le compré una silla de ruedas pero él no la quería usar porque le daba vergüenza», aclaró el periodista.
«Él estaba muy enfermo y con mi hermano nos turnábamos porque él quería salir temprano para que no lo vieran», lanzó entre lágrimas. Esa silla de ruedas, cuando murió mi papá quedó dando vueltas. Un día, yo había tenido un problema en una pierna y la quise usar. Cuando la fui a buscar no estaba. Empecé a putear. Lo que pasó fue que había pasado una mujer que tenía a la madre inválida, vino a pedir unos mangos para comprarle una silla de ruedas. El bolud* de mi hermano le regaló la de mi viejo», rememoró.
«Yo lo tomé a mal, yo prefería comprar otra silla de ruedas, pero esa no. Esa era de mi viejo. Ahora empecé a buscar la vuelta de cómo hacíamos con Antonito cuando había que alzarlo, y pensé que el ideal era la silla de ruedas. Y ayer la estrené. Cuando uno se pone más viejo se vuelve más sensible, yo nunca derramé una sola lágrima», sentenció Luis Ventura.