A partir de este jueves, los conductores argentinos podrían enfrentar un nuevo golpe a sus bolsillos, ya que el Gobierno de Javier Milei se encuentra considerando la actualización de los impuestos al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC). Estos tributos, que no han sido ajustados en los últimos 10 trimestres, podrían resultar en un aumento significativo de entre el 9% y el 11% en el precio de la nafta y el gasoil.
De acuerdo a datos de la consultora Economía & Energía, la falta de actualización de estos impuestos desde julio de 2021 ha generado un atraso acumulado del 377%. Patricia Charvay, economista de la consultora, señaló que este reajuste podría traducirse en un incremento de alrededor de $82 por litro en la nafta y $60 en el gasoil, lo que equivaldría a una suba promedio del 8%.
Sin embargo, algunas empresas refinadoras argumentan que, si se actualiza el impuesto según la inflación de los últimos 10 trimestres, la nafta debería aumentar $95 y el gasoil $65, llevando la suba promedio al 11%. Esta situación ha desatado un debate económico sobre la posible vía de recaudación extra para el Gobierno en un momento en el que se ha dado marcha atrás con el capítulo fiscal de la ley ómnibus.
En 2021, los impuestos representaban el 17% del precio final del gasoil y el 23% del de nafta. Tras el congelamiento, su incidencia se redujo al 3% sobre el valor en el surtidor. La contracción en la alícuota del ICL y IDC tuvo un impacto fiscal de aproximadamente US$2800 millones solo en el año 2023, según estimaciones.
La nafta sigue subiendo y el consumo cae
La Secretaría de Energía ha confirmado que se encuentra analizando la situación, aunque el tema está siendo estudiado a nivel del Ministerio de Economía. En medio de este escenario, los precios de los combustibles han experimentado un incremento del 155% en promedio en los últimos 2 meses, generando un impacto negativo en el consumo. Se proyecta una caída del 10% interanual en las ventas durante diciembre, con estaciones de servicio en ciudades limítrofes experimentando una posible disminución del 20% debido a la pérdida de atractivo para los consumidores extranjeros.
En un contexto de incertidumbre económica y con el último congelamiento de los combustibles extendido hasta el 1° de febrero de 2024, los argentinos se enfrentan a la posibilidad de enfrentar no solo un aumento en los precios en los surtidores sino también a una nueva realidad en la que los impuestos a los combustibles podrían convertirse en una fuente crucial de ingresos para el Gobierno.
